Como declara el Papa Francisco, "estamos en medio de una emergencia". La crisis climática sigue amenazando los derechos fundamentales de las personas y los desplazamientos causados por el cambio climático van en aumento. La crisis climática tiene un rostro muy humano. Ya es una realidad para muchas personas vulnerables en todo el mundo. La Iglesia católica muestra disponible para ofrecer una atención pastoral a quienes se han visto desplazados de sus hogares por los efectos de esta crisis climática.
La crisis climática ya está provocando y agravando el desplazamiento de personas debido a catástrofes naturales a corto y largo plazo. Solo en 2020, casi 31 millones de personas se vieron desplazadas por catástrofes naturales, la cifra más alta jamás registrada. De 2008 a 2018, se calcula que más de 253,7 millones de personas se han visto desplazadas por catástrofes naturales, con un número de desplazados entre tres y diez veces superior al de los conflictos armados en todo el mundo, dependiendo de la región de que se trate. Para 2050, se calcula que 250 millones de personas se verán afectadas por desplazamientos forzosos y los grupos más vulnerables de la sociedad seguirán siendo los que más sufran.
La Iglesia católica está preocupada por estos retos y por el impacto de la crisis climática en la dignidad humana. Junto con los gobiernos, otras confesiones cristianas, otras tradiciones religiosas y personas de buena voluntad, la Iglesia se propone responder a estos desafíos. El Magisterio de la Iglesia católica ya ha considerado la difícil situación de los desplazados internos, junto con otras categorías de migrantes, y ha elaborado reflexiones e instrucciones relativas a su atención pastoral, reflejadas en particular en la Encíclica Laudato Si'.
El artículo completo está disponible en el folleto GMS 2023, en italiano, inglés, español, francés y portugués.
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