"Celebrar el Día del Niño Africano debe significar una inversión en el futuro-presente de los casi 6 millones de niños menores de cinco años o de los más de 45 millones que no tienen acceso a la educación. El África que se esconde bajo el cinturón del desierto del Sahara no da salud y cobijo a todos sus niños", señalaba el Padre Daniel Antúnez, Director de la procura Misionera Salesiana "Missioni Don Bosco", con sede en Turín, en una carta enviada con motivo de este aniversario.
Las grandes perspectivas de mejora esperadas el siglo pasado, las fronteras de la pobreza que los Estados más ricos prometieron repetidamente hacer superar a los africanos, se han alejado. "Ni siquiera los más optimistas creen que los 'objetivos' fijados por los organismos internacionales puedan alcanzarse en esta generación", añade el Padre Antúnez.
"Conscientes de que representan una gota en el océano", los salesianos confirman "su apuesta por la posibilidad de que las nuevas generaciones africanas construyan una realidad diferente". Empezando por la educación básica e inmediatamente después por la formación en las profesiones 'que se necesitan', para injertar una posibilidad de desarrollo y autodeterminación", continúa la carta.
Debería haber menos retórica sobre los niños africanos y centrarse más en crear las condiciones para que se respeten los derechos humanos fundamentales.
Por eso, "Missioni Don Bosco" lleva a cabo siempre importantes proyectos para atender a los más frágiles: como los cientos de niños y jóvenes que acuden a las aulas de "Children And Life Mission" (CALM), el centro salesiano fundado en 2001 en Namugongo, Uganda, a las afueras de la capital, Kampala, una obra a la que acuden niños de la calle, huérfanos, abandonados o seropositivos.
Las instalaciones escolares del CALM necesitan renovación y mantenimiento para que los alumnos dispongan de un entorno sano y agradable para el estudio, y otras actividades. 'Missioni Don Bosco' decidió apoyar esta obra, consciente del trabajo que realiza cada día por cientos de menores necesitados.
En la actualidad, el CALM cuenta con 526 niños a su cargo: 386 de ellos asisten a la escuela primaria y 140 a la guardería y al jardín de infancia. Además de los programas de alfabetización y educación, el centro permite a los jóvenes participar en actividades recreativas y deportivas, como música, teatro, danza, jardinería, fútbol, voleibol y baloncesto.
CALM es una casa llena de sentido práctico y carisma salesiano, situada en uno de los lugares más difíciles para crecer y hacerse adulto.
Aunque Uganda ha experimentado cierto crecimiento económico en los últimos veinte años y una mejora en la clasificación del Índice de Desarrollo Humano, en el país siguen aumentando los casos de abandono escolar y desnutrición aguda, que afectan a miles de niños y niñas. Los Salesianos, además de llevar a cabo un amplio programa de alfabetización y educación con varias escuelas de todos los niveles, proporcionan a todos los alumnos una comida completa a través de los comedores escolares, una comida que para muchos es la única del día, un incentivo para que muchas familias envíen a sus hijos a la escuela.
Para más información, visite: www.missionidonbosco.org