Me llamo Emmanuel Jeremia Mganda, tengo treinta años y nací y crecí en Zanzíbar, Tanzania. Hice mi formación de prenoviciado, noviciado y posnoviciado en la Inspectoría África Este. Después de un cuidadoso discernimiento, en 2021 presenté mi disponibilidad misionera al Rector Mayor y fui enviado a Brasil, en la Inspectoría de Manaus.
Estoy muy agradecido a Dios porque la Congregación me dio la oportunidad de vivir mi vocación misionera entre los Yanomamis, una tribu indígena que vive en comunidad en Maturacá, Amazonia. Mi trabajo misionero ha enriquecido mi enfoque pastoral y espiritual hacia los jóvenes, especialmente en las áreas de religión, educación y también del oratorio.
Los yanomami me acogieron en sus comunidades y me hicieron sentir como uno de ellos. Me llamaban "Yanomami Inxi Inxi", un término cariñoso que significa "yanomami negro". Más que "enseñar" a los yanomamis, soy yo quien está aprendiendo mucho de ellos. Viviendo y trabajando a su lado, me he dado cuenta de la importancia de asumir la responsabilidad conjunta de proteger la Creación. He observado que hacen todo lo posible para evitar que los "espíritus malignos" destruyan la armonía cósmica que aporta paz y bienestar a la comunidad. Reflexionando sobre ello, me he dado cuenta de que se trata de una aplicación práctica del Sistema Preventivo en su cultura local.
Por último, quisiera invitar a todos los jóvenes salesianos que están en proceso de discernimiento misionero: la experiencia misionera será siempre positiva, a pesar de los desafíos, simplemente porque os ayudará a crecer humana, espiritual y carismáticamente como salesianos, padres, amigos y educadores de jóvenes pobres de diversas nacionalidades.
Mientras seáis buenos salesianos, todos los jóvenes del mundo (independientemente de su color, sexo e idioma) os querrán y os respetarán, siempre que vosotros hagáis que os quieran y os respeten.