Esos jóvenes eran los huérfanos acogidos por los Salesianos, que tras la Segunda Guerra Mundial habían respondido con diligencia a la llamada del Papa Pío XII, quien recomendó a los hijos de Don Bosco que se ocuparan de los jóvenes abandonados y solos de la capital italiana.
Pocos meses después, el 19 de julio de 1948, al día siguiente de la inauguración oficial del Borgo Ragazzi Don Bosco por parte del Cardenal Pizzardo, L'Osservatore Romano escribía: "¿Quién habría pensado, hace algunos años, que el vasto terreno que rodea el Fuerte Prenestino se habría convertido en un jardín de infancia para una multitud de muchachos y que los cobertizos, instalados por los soldados y las vastas marquesinas que almacenan forraje y materiales, se habrían convertido en una iglesia, un teatro, un patio de recreo y un lugar de alegres tertulias? Y, sin embargo, la Providencia, que bromea con los designios de los hombres, ha obrado este milagro, y aunque no ha cambiado el destino del viejo fuerte, lo ha ennoblecido: defensa sí, pero defensa espiritual de tantos jóvenes contra las fuerzas del mal rampantes, contra las trampas y la corrupción de las calles, contra el abandono y la decadencia social". Una reflexión acertada, que se convirtió también en profecía para los años siguientes.
Por su parte, un testigo de la primera hora, el padre Luigi Pace, ecónomo del Borgo en los primeros años, describe así aquella realidad: "Quien va al Borgo para una breve visita se da cuenta inmediatamente de que se encuentra en un ambiente donde la vida salesiana se vive de la mañana a la noche, como en tantas otras obras salesianas. Pero aquí se nota algo singular que hace al Borgo diferente de todos los demás institutos. Algo que lo hace inmediatamente simpático al visitante, que sale admirado y satisfecho. [...] Surge la pregunta: ¿cuál es el secreto de esta vitalidad? ¿Cuáles son los elementos que se conjugan, además de la gracia del Señor y del Sistema Preventivo de Don Bosco, para producir tan abundantes frutos de bien? Dos elementos nos dan su verdadera fisonomía: 1. Una modestia sin fingimiento; 2. El espíritu de familia que reina en ella.
En estos setenta y cinco años la Providencia se ha manifestado de tantas maneras y en tantas personas: Salesianos, colaboradores, bienhechores, hasta el punto de que desde el principio "Borgo dei Ragazzi di Don Bosco" se definió como "la obra de la Providencia en Roma para tantos muchachos".
Y el presente se construye sobre la estela de esta rica historia. Aún hoy el "Borgo dei Ragazzi di Don Bosco" permanece fiel a su vocación original, la de ser un hogar para tantos chicos y jóvenes que han tenido menos oportunidades en la vida, para acompañarlos a descubrir sus riquezas, a aprender un oficio, a realizar sus sueños de una buena vida.
"Vemos que el futuro se despliega ante nosotros con necesidades en parte similares y en parte diferentes. Los niños cambian y sus condiciones cambian, sus necesidades prácticas, su procedencia, su deseo de construir un futuro digno y feliz no cambian. Nuestro compromiso es seguir ayudándoles a conseguirlo", afirman hoy los salesianos responsables de Borgo Ragazzi Don Bosco.