Desde el primer contacto con el detenido, durante su ingreso en prisión, los salesianos trabajan para reducir el miedo y la distancia, y construir relaciones basadas en la confianza mutua. Recurren a su carisma y dedican toda su atención a la situación del joven y a la planificación de su futuro, porque saben que si consiguen establecer rápidamente un clima de confianza, es más probable que los jóvenes se comprometan positivamente en actividades que contribuyan a su reinserción social y a la planificación de su futuro a largo plazo.
Por supuesto, los salesianos también se implican en la educación. Las clases se imparten de lunes a viernes, de 12:00 a 14:00. Además de inglés y matemáticas, se enseña toda una serie de habilidades sociales útiles para una buena vida civilizada, con especial atención a la formación contra la agresión, y después de la última sesión se organizan juegos para los jóvenes.
La cárcel de menores tiene una pequeña casa donde se lleva a los reclusos enfermos para que reciban tratamiento médico. El personal médico realiza reconocimientos y puede administrar fármacos, previa consulta con la administración de la prisión, para evitar que los medicamentos sean revendidos; los que están gravemente enfermos son trasladados al Hospital Católico de Monrovia.
Los salesianos también apoyan a los jóvenes una vez que han salido de la cárcel de menores: facilitan el acceso a la educación continua y a la formación profesional y hacen todo lo posible para ayudarlos a reintegrarse en la comunidad. De octubre a diciembre de 2022, por ejemplo, se prestó apoyo a once estudiantes y tres aprendices de formación profesional.
Durante el mismo periodo, los salesianos también renovaron la cocina de su obra "Don Bosco Matadi", también en Monrovia, e implicaron al personal del centro en la preparación de comidas para los internos jóvenes y enfermos. De este modo han mantenido los costes de la comida lo más bajos posible y han llegado al mayor número de reclusos.
"Proporcionar servicios como este a los jóvenes en las cárceles les da la oportunidad de luchar por una vida mejor una vez que vuelvan a la libertad", dijo al respecto el padre Timothy Ploch, Director Interino de Salesian Missions en New Rochelle. Los jóvenes deben tener acceso a servicios de asesoramiento y acompañamiento para averiguar por qué están allí y a actividades como la formación profesional para que, una vez en libertad, puedan encontrar un trabajo legítimo y digno. El objetivo es garantizar que sean miembros activos de la comunidad y que nunca vuelvan a la cárcel".
El Programa Mundial de Alimentos calcula que el 64% de los liberianos viven por debajo del umbral de pobreza y 1,3 millones en la pobreza extrema, de una población de 4,6 millones. La inseguridad alimentaria afecta también al 41% de la población y la desnutrición crónica es elevada.
Ya sea favoreciendo la reintegración psicosocial de antiguos niños soldado, fomentando la educación de los jóvenes o, como en este caso, ayudando a jóvenes con antecedentes penales, los programas salesianos en Liberia ofrecen a los jóvenes la oportunidad de desarrollar su potencial a través de programas hechos a su medida.