Los misioneros salesianos que viven y trabajan en Turquía y Siria fueron entre los primeros a brindar ayuda en el lugar del desastre. Así, la obra salesiana de Alepo, que sufrió daños menores, ha abierto sus puertas y muchas personas han acudido allí para pedir apoyo.
En días pasados, el padre Alejandro León, Superior de la Inspectoría Salesiana “Jesús Adolescente” de Medio Oriente (MOR) dio un primer testimonio de lo sucedido. En el momento del terremoto, el padre León se encontraba en Kafroun, a pocos kilómetros de Homs y de la frontera libanesa. El Superior relató que muchas familias se refugiaron en la casa salesiana de Alepo, llegando sólo con la ropa que llevaban puesta. Aquí recibieron albergue, alimentos y artículos de primera necesidad.
Mientras tanto, el número de muertos sigue aumentando y se habla de un saldo provisirio de 41.000 muertos entre Turquía y Siria. Muchas otras personas siguen desaparecidas. Miles de casas y edificios se derrumbaron durante el terremoto, sepultando a personas que dormían. Además, enviar ayuda a las áreas que controlan los rebeldes en el noroeste de Siria se vuelve aún más difícil debido a la larga guerra civil que ha estado afectando al país durante años.
En Alepo y en otras áreas donde sirven los salesianos, la gente no tiene dónde ir ni dónde dormir. Los misioneros salesianos, que ya están sirviendo a los sirios desde el comienzo de la guerra, están haciendo todo lo posible para ayudar a la población, proporcionando refugio, alimentos, ropa de abrigo, mantas, colchones y todo lo que sea posible.
Incluso el Delegado Inspectorial del MOR para la Comunicación Social, el padre Pier Jabloyan, contó lo que estaba pasando en las primeras horas después del terremoto. “Estamos tratando de hacer todo lo posible, a pesar de los desafíos y las dificultades. Está nevando, no hay electricidad y no hay combustible. Realmente la población está pasando un momento difícil”.
Los misioneros salesianos en Siria gestionan tres centros: en Kafroun, Alepo y Damasco. Durante la guerra y las luchas en curso en el país, los centros salesianos siempre han seguido respondiendo a las necesidades de sus comunidades a través de la distribución de alimentos, ayudas económicas y becas para ayudar a los jóvenes a continuar sus estudios.
En todo el mundo, mientras tanto, se multiplican las iniciativas de los salesianos para a aportar recursos económicos y materiales necesarios, destinados a ayudar a los damnificados por el terremoto.