"¿Cuando vas a volver?". Uno de los 34 muchachos detenidos en el "Ferrante Aporti" tiene los ojos llorosos al saludar al 10º Sucesor de Don Bosco, que quiso concluir las celebraciones del Santo de los Jóvenes precisamente en el IPM, ubicado en el “Corso Unione Sovietica” de Turín. Y no hay lugar más significativo que el "Ferrante" para comprender el carisma de Don Bosco que decía: "Me basta que seas joven para quererte mucho", como recordaba el padre Ángel al saludar a los chicos uno por uno e indagar sobre su historia y origen: "soy rumano", "soy egipcio", "soy de Tánger".
“He estado en sus hermosos países para visitar nuestras comunidades y a nuestros jóvenes. Sé algunas palabras de vuestros idiomas: soy español, nací en Galicia, hijo de un pescador... Estudié teología y filosofía, pero sé mucho más de pesca porque me la enseñó mi padre". Así se ha presentado el Rector Mayor a los muchachos reunidos en el salón de recreo, después de los "bailes" y de un sketch sobre Don Bosco conducido por los novicios salesianos del Colle Don Bosco, que cada viernes acompañados por su Maestro, padre Enrico Ponte, animan "el patio atras de las rejas".
“Por eso hace 43 años elegí ser salesiano -prosiguió el Rector Mayor-. Quería ser médico, pero luego comprendí que Don Bosco me llamaba a curar el alma de los más jóvenes”. El padre ángel añadió “Porque no hay buenos y malos chicos o chicas, sino jóvenes que han tenido menos y, como decía nuestro santo, 'en todo joven, incluso en el más desdichado, hay un punto accesible al bien y el deber primario del educador es buscar este punto, la cuerda sensible de este corazón y sacar provecho de ello”.
“Por eso los salesianos -prosiguió el padre Ángel- queremos mucho a los jóvenes. Todos podemos cometer errores, pero si ustedes creen en sí mismos, confían en sus educadores, saldrán de aquí mejores. Mi sueño es encontraros a todos en Valdocco con los jóvenes a los que saludé ayer en la fiesta de nuestro Santo".
La visita del padre Ángel es histórica porque ningún sucesor del Santo de Turín había entrado en el "Ferrante" El encuentro de Don Bosco con los muchachos detenidos, primero en las Cárceles Senatoriales de Turín en 1841, luego en la "Generala" en 1855 (así se llamaba el Ipm, entonces reformatorio para menores) fue la chispa que le impulsó a idear soluciones "preventivas" al desbande en el que cayeron miles de adolescentes en los suburbios de Turín.
Fue durante las repetidas visitas a la "Generala", invitado por su padre espiritual, Don Giuseppe Cafasso, que nació el "Sistema Preventivo", pilar del sistema educativo que hará de Don Bosco el "Santo de los oratorios".
Don Bosco intuyó que si ellos hubieran tenido una familia sólida, una comunidad acogedora y una escuela con adultos significativos no habrían cárceles. Y fue a partir de aquellas tardes pasadas con los "jóvenes traviesos e inseguros" que el santo inventó el oratorio.
En efecto, como recordó el Rector Mayor, Don Bosco pidió permiso para llevar a los muchachos con él a un paseo fuera de la ciudad: "El director de la Generala accedió, pero con una condición: si un solo joven no hubiera regresado, en la cárcel habría terminado Don Bosco. En cambio, todos volvieron a sus celdas". Palabras que impactaron a los muchachos que escucharon al padre Ángel, sin decir una palabra, lo que no es habitual aquí, comentaron los educadores y agentes al final de la reunión.
La presencia del carisma de Don Bosco en el "Ferrante" nunca ha fallado: una placa en el ala más antigua del Instituto recuerda las visitas que hizo a la "Generala" y es tradición que los capellanes sean salesianos.
Entre los capellanes "históricos" está el querido padre Domenico Ricca, quien se jubiló el año pasado después de más de 40 años de servicio. Otro salesiano, el padre Silvano Oni asumió y organizó la visita del Rector Mayor con la colaboración de la vicedirectora Gabriella Picco, los formadores, docentes y educadores.
“En estos días enviaremos una carta al Papa Francisco –anuncia padre Silvano– con fotos del pesebre que montamos para Navidad con los chicos, la mayoría no cristianos: por eso es un belén en el que los personajes no tienen rostros. Hacia la choza se acerca una lancha desde el mar con muchos jóvenes migrantes, como algunos de nuestros muchachos que han dejado su tierra y están solos aquí, víctimas de la ilegalidad. Su salvavidas por ahora somos nosotros. Y la petición al Rector Mayor de que vuelva a visitarlos es la señal de que Don Bosco habla nuevamente al corazón de los jóvenes más frágiles de hoy”.