Los salesianos de Eslovaquia han estado a su lado desde las primeras horas del comienzo del conflicto, hospedando de inmediato a los menores huérfanos y necesitados de Lviv (Leópolis), y luego abriendo sus puertas a la mayor cantidad de personas posible. Y a pesar del paso del tiempo y todas las dificultades que conlleva un esfuerzo sostenido y duradero, siguen ocupándose de ellos.
El compromiso de los Hijos de Don Bosco fue como siempre multifacético: desde la cobertura de las necesidades básicas -alimentación, alojamiento, atención médica- hasta servicios proyectados hacia el futuro, como la educación de los más pequeños y cursos de idiomas para adultos, de manera que puedan volverse lo más independientes posible y así encontrar un trabajo para mantenerse.
Pero tampoco se ha pasado por alto el aspecto psicológico y relacional de los refugiados. Por ejemplo, en ste período de invierno se mantuvo el compromiso de llevar un poco de alegría y entretenimiento a los menores de la casa-familia de Lviv que permanecieron en Eslovaquia. Estos menores son los más jóvenes del primer grupo de 47 chicos, muchachos y muchachas huérfanos que huyeron de Lviv al estallar la guerra, y con el tiempo se han distribuido en varios oratorios salesianos: en Zilina, Hody y Bratislava.
Durante las vacaciones de Navidad los chicos fueron recogidos de las diversas presencias en las que se encuentran y fueron llevados de vacaciones a la nieve, para volver a vivir momentos todos juntos, divirtiéndose junto a sus educadores y a los salesianos que los albergan.
En esta temporada de invierno y en Navidad, muchos voluntarios y salesianos que normalmente realizan las actividades de los oratorios también han decidido pasar las vacaciones junto a las familias ucranianas hospedadas.
“En algunos centros para los más pequeños también 'pasó San Nicolás' a traer algunos regalos, mientras se ofrecían cenas y refrigerios festivos a todos, compartiendo las diferentes tradiciones y costumbres, tanto en la cocina como en las celebraciones”, señalan los salesianos de Eslovaquia
Además, los salesianos y los voluntarios continúan su servicio de animación de las actividades de la tarde, en algunas estructuras estatales que reciben a cientos de jóvenes refugiados ucranianos. Ellos imparten clases de baile, música, cursos de idiomas y cursos creativos. “Además de realizar estas actividades, nuestro objetivo para este nuevo año es incluir la liturgia del rito greco-católico en nuestras visitas. Hemos habilitado una sala para poder ofrecerles un momento de silencio, para cuidar la parte espiritual”, añaden.
Finalmente, la ayuda humanitaria a la población necesitada que se quedó en Ucrania también continúa con el mismo ritmo: de hecho, con motivo de la consagración episcopal del nuevo obispo auxiliar de Donetsk -el salesiano Maksym Ryabukha, que tuvo lugar el pasado 22 de diciembre- la delegación salesiana eslovaca presente en la ceremonia, compuesta por el padre Peter Jacko y el padre Andrej Knaze, inmediatamente pensó en rendir homenaje al nuevo prelado entregándole una carga de ayuda humanitaria para compartir con su rebaño: una furgoneta llena de ropa, un generador eléctrico y muchas otras cosas.