Attilio Giordani nació en Milán el 3 de febrero de 1913 en el seno de una familia sencilla y unida, con profundas convicciones religiosas. Después de la escuela primaria se matriculó en la escuela técnica, comenzó a trabajar a los 16 años y ya adulto fue contratado por la empresa Pirelli.
Sin embargo, su verdadera escuela fue el oratorio parroquial de “Sant'Agostino” dirigido por los salesianos, gracias al cual conoció a Don Bosco y adquirió su espíritu: brillante animador y catequista de gran formación, se destacó siempre por su vivacidad educativa y el valor de su testimonio.
Llamado al servicio militar en 1934, durante la guerra estuvo comprometido en el frente greco-albanés y en Francia. Mientras tanto, se había comprometido con Noemi Davanzo, conocida en el oratorio y comprometida en el servicio educativo, a quien estaba ligado por una profunda comunidad de propósitos.
El 6 de mayo de 1944 se casaron y de su unión nacieron Piergiorgio, Maria Grazia y Paola. Giordani fue un esposo y padre presente, lleno de gran fe y serenidad, en una deliberada austeridad y pobreza evangélica en beneficio de los más necesitados.
Miembro de Acción Católica, en 1957 se incorporó a la Asociación de los Salesianos Cooperadores. En 1962 un primer infarto lo obligó a una larga convalecencia, pero esto no frenó su compromiso apostólico y celo misionero.
A los sesenta años, de hecho, decidió compartir con su esposa la experiencia de los hijos, durante un período de voluntariado misionero en Brasil con la Operación Mato Grosso.
Había dicho varias veces: "La muerte debe encontrarnos vivos". El 18 de diciembre de 1972, en Campo Grande (Brasil), durante una reunión murió tras un nuevo infarto. Su cuerpo, transportado a Italia, descansa ahora en la Basílica de Sant'Agostino tan querida por él. El Papa Francisco lo declaró Venerable el 9 de octubre de 2013.
Attilio es un laico que, como el "grano de mostaza" (Mt 13,32) del Evangelio, floreció como un árbol frondoso y lleno de frutos, en cuyas ramas muchos han encontrado albergue y refrigerio, y en cuya existencia muchos aún hoy pueden encontrar a un amigo. De hecho, el camino de fe de Attilio fue creciendo gradualmente, alcanzando esas cumbres de santidad que él señalaba y por las que caminó en compañía de muchos. Su vida de cristiano comprometido tomó una orientación tan decisiva y personal que descubrió: “la alegría de servir a Cristo”, de “no ser ingenuo” y de “ir contra la corriente”.
En el 50 aniversario de la muerte del Venerable Attilio Giordani, el domingo 18 de diciembre, su parroquia de Sant'Agostino en Milán (via Copernico) lo recuerda a las 10 con la Santa Misa presidida por el padre Giuliano Giacomazzi, Superior de la Inspectoría Italia-Lombardo Emiliana. En cambio a las 18.30 horas, el Arzobispo de Milán, Monseñor Mario Delpini presidirá la Santa Misa en su memoria. A continuación se inaugurará una exposición en la parroquia. También están previstas celebraciones en Brasil en Poxoréu y Campogrande para conmemorar al Venerable Attilio Giordani.
