Después del saludo de Renato Valera, Presidente de la ADMA Primaria, que recibió a los numerosos asociados de diferentes ciudades (Turín, Asti, Génova, Verona, Milán), el padre Alejandro Guevara, Animador Espiritual Mundial de la ADMA, propuso una reflexión sobre la educación a partir de la encíclica Amoris Laetitia. La invitación no era solo a considerar cómo educa cada padre, sino también cómo educa Dios a cada padre. En efecto, Dios recibe invariablemente a todas las personas con sus defectos y de este modo, enseña cómo tratar a los niños: recibirlos siempre en su novedad, sin escandalizarlos ni juzgarlos, sino al contrario, con ese estilo educativo que Don Bosco él mismo ha vivido y enseñado.

Después de un prolongado momento de Adoración en la Iglesia de San Francisco de Sales, para poner vida desde el corazón de Jesús y María, siguió un momento de participación en el que dos jóvenes parejas de aspirantes dieron testimonio cómo María se hacía presente de una manera muy concreta en su vida: cada vez que confiaron sus preocupaciones a María, ella se hizo cargo. La frase que más resonó fue: “¡Ella lo hizo todo!”.

En línea con el carisma de la ADMA, las dos columnas marcaron también el momento auge de la jornada, con el rezo del Santo Rosario y la celebración de la Eucaristía, durante la cual los aspirantes se comprometieron a recibir a María como Madre y Maestra de su vida de fe, como la Virgen que escucha, la Virgen que ora y la Virgen que ofrece.

"¡Seguro que María no hará faltar los frutos!" comentó el padre Guevara.

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