Hasta la fecha, el número de muertos supera los 2.200, hay 330 desaparecidos y más de 12.700 heridos, según los datos de la Protección civil. Además de las pérdidas humanas, unas 53.000 viviendas fueron destruidas y 77.000 dañadas. Este es un balance aún lejano de reflejar la realidad, porque algunas áreas remotas todavía son inaccesibles para los socorredores y algunas situaciones ni siquiera han sido denunciadas.
Además, miles de personas afectadas por esta calamidad viven en campamentos para personas desplazadas y los hospitales están siempre llenos. Si bien las ONG, las congregaciones religiosas y los voluntarios brindan asistencia humanitaria a las víctimas -sustituyendo al Estado- se necesita mucho más.
En cuanto a la respuesta post-terremoto, la primera fase de ayuda no se completó hasta la segunda semana de septiembre. Desde entonces, han iniciado las operaciones de demolición, con funcionarios del Ministerio del Interior y Colectividades Territoriales (MICT) que identifican las viviendas para demoler, las reparables y las que se han mantenido intactas. Así, algunos edificios ya han sido demolidos, incluso escuelas, iglesias y casas particulares, y las señalaciones de demoliciones continúan. Les Cayes, la principal metrópolis del sur, está desfigurada mientras que las obras ediles de reconstrucción son casi inexistentes.
Afortunadamente, hay muchas congregaciones religiosas y ONG privadas que asisten a los necesitados. Los salesianos presentes en Les Cayes, por ejemplo, ya han atendido a unas 2.500 víctimas. Una de las últimas acciones, explicó el padre Cazy Guilteau, director de esa institución, se realizó hace unos días en colaboración con Fundación internacional "Tzu Chi", una de las más activas en Les Cayes en esta fase, procediendo a la distribución de bolsas de arroz y otros kits de alimentos a miles de víctimas.
La comunidad de las Hijas de María Auxiliadora, por su parte, ya ha atendido a casi 2.000 personas a través de tres repartos. La escuela de las Hermanas quedó completamente destruida y más allá de esto, la Directora, hermana Aline Nicolas está muy preocupada por la situación de las familias de la zona y pide a los benefactores que sigan ayudando. "No queremos una asistencia perenne, pero en este momento estamos realmente extremadamente necesitadas", dijo la religiosa.
La situación no es muy diferente en los demás municipios. La alcaldesa de Camp-Perrin, Fénicile Massius, informó que las autoridades estatales solo la contactaron como parte de una investigación. "Si no se hace nada en las próximas semanas, algunas personas morirán de hambre", dijo.
Muchos, entonces, se preguntan: "¿Dentro de cuántos años la región sur, en particular la ciudad de Les Cayes, podrá recuperarse de este terremoto?"
Edver Serisier
Fuente: Le National