Sólo para nombrar algunas:
- Los precios de los alimentos y otros bienes esenciales se han disparado, empujando cada vez más personas a la pobreza extrema.
- Ante la imposibilidad de llegar a otros mercados, los productos agrícolas no se cosechan o se venden a precios de ganga, dejando a los agricultores al borde de la quiebra.
- Los pequeños comerciantes y minoristas son los sectores más afectados.
Con este escenario alrededor, la condición de los refugiados se vuelve aún más difícil. Desde que el coronavirus golpeó a la nación en África Oriental, las raciones de alimentos entregadas a los refugiados se han reducido gradualmente al 40%, lo que significa que hoy un refugiado recibe alrededor de 5 kg de harina de maíz, 3 kg de frijoles cada mes. Medio litro de aceite de cocina y unos gramos de sal; mientras que el suministro de otros artículos no alimentarios se detuvo por completo.
Los salesianos que trabajan con jóvenes vulnerables en el campo de refugiados de Palabek son testigos de los enormes problemas a los que se enfrentan los muchachos en esta circunstancia. Partiendo de la imposibilidad de que estén saludablemente ocupados, debido al cierre de escuelas, centros juveniles, actividades parroquiales y otros momentos recreativos, y también por el toque de queda nocturno.
Por eso, los salesianos han tratado de mantener activos y útiles al menos a algunos jóvenes, y aunque el Centro de Formación Profesional está cerrado han mantenido las actividades agrícolas: unos 40 muchachos, muchachas niños y niñas, siguen trabajando en la huerta cultivando maíz y frijoles. A pesar de que las lluvias se retrasaron, los salesianos consiguieron obtener una cantidad considerable de frutas y hortalizas, que luego compartieron con los alumnos.
Los estudiantes refugiados también encontraron tiempo para limpiar el centro sanitario local y plantar nuevos árboles. Por su parte los aprendices del curso de albañilería se dedicaron a mejorar los exteriores e interiores de las instalaciones del Centro de Formación Profesional.
“Ahora nuestra escuela se ve maravillosa. Incluso estamos realizando otras obras de construcción, como la capilla, el cercado de nuestro terreno y otros trabajos de mantenimiento. Además a los estudiantes se les paga por su trabajo, lo cual es una bendición para ellos en este momento de gran necesidad”, comentó el padre Lazar Arasu, Director de la misión salesiana en Palabek.
"También queremos agradecer a algunas ONG que nos han ayudado donando alimentos: 'Juntos podemos', 'AVSI', 'Mujeres alimentan África', 'Jugendhilfe Weltweit', 'Vereinigung Don Bosco Werk'", concluyó el padre Arasu.
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https://www.infoans.org/es/secciones/noticias/item/13264-uganda-las-heridas-del-covid-19-un-informe-desde-palabek#sigProId780a60c2b3