El lago Muhazi, en Ruanda, es un recurso importante para la agricultura, la pesca y la nutrición humana. Además, los verdes cerros y las capacidades productivas de la agricultura, combinados con una gran limpieza de los lugares públicos hace que muchos digan que se encuentran en una "Suiza africana", constituyendo un interesante atractivo turístico.
Sin embargo, los fenómenos relacionados con el cambio climático, los desequilibrios y el uso intensivo de la tierra son problemas importantes. “Comenzamos a experimentar las consecuencias de los ciclos estacionales modificados. La hierba se seca y no podemos alimentar el ganado; las personas plantan cultivos y los encuentran secos, todo esto conduce a una disminución de la producción. Cuando hablamos de cambio climático, nosotros como responsables de la alimentación del ganado lo entendemos muy bien”, explica Pierre Uwizeyimana, jefe de alimentación del ganado, en el "Centro Don Bosco" en Muhazi.
Deogratias Kabukuru, un agricultor de Gikomero, con vista al lago Muhazi, añade: “Solíamos usar nuestra tierra favoreciendo el sistema de rotación de cultivos. Ahora no es posible debido a que la pequeña porción que tenemos no puede quedar improductiva durante un año. Siempre cultivamos la misma tierra sin descanso y esto lleva a la pérdida de fertilidad del suelo reduciendo los rendimientos”.
En el Centro de Formación Profesional y Técnico, Don Bosco Muhazi, la sensibilidad por los temas medioambientales ha llevado a la creación de un "Club Verde" que tiene la función de sensibilizar y actuar para la defensa y fortalecimiento del territorio.
Jean Claude Ndahayo, director de la asociación, explica: “Estamos llevando a cabo una serie de actividades que incluye proteger los árboles del centro, plantar árboles nuevos, retirar los desechos que pueden dañar el lago Muhazi. Además, hay un plan para iniciar un vivero de árboles del cual podremos obtener árboles y distribuirlos a las comunidades locales en el cerro Gikomero. Obviamente los árboles frutales son los más favorables aquí y en ese caso podemos combatir el hambre y la desnutrición entre la gente del lugar”.
Chantal Musabyimana, miembro del “Club Verde” de Muhazi explica: “Veo que la cosecha ha disminuido en comparación con el pasado, cuando nuestras familias recibían fácilmente fertilizantes orgánicos. El estiércol de los agricultores era suficiente para fertilizar la tierra”. Pero la respuesta no la dan los fertilizantes industriales, porque, como testifica Deogratias Kabukuru, el uso de pesticidas ha alterado el medio ambiente, dañando el ecosistema.
“En primer lugar, es necesario educar cómo la tierra debe ser utilizada con prudencia por las personas y cómo deben ser guiadas para conservarlas”, concluye Pierre Uwizeyimana, del “Centro Don Bosco” en Muhazi.
Más información está disponible en: www.missionidonbosco.org