P. José lleva la Palabra de Dios a 4 tribus: Shapra, Kandozi, Shawi y Awajun. El padre visita cada una de ellas solo una vez al año y se queda ahí 3-4 semanas. Normalmente viaja en un barco llamado peque-peque, nombre salido del sonido que hace este medio de trasporte.
Se adentra a la selva con el único objetivo de llevar la Palabra de Dios, celebrar los sacramentos, celebrar la Eucaristía, leer Biblia, rezar el rosario. A los niños se les prepara la catequesis y juega futbol.
Cuando el P. José llega a un lugar, se le ofrece una bebida llama “masato”, hecha a base de ‘yuca’ y de masticar este tubérculo. El ‘masato’ tiene un sabor diferente en cada tribu y solo sirve la mujer. En familias indias los deberes están divididos entre hombres y mujeres. La gente en sus campos cultiva yuca, maíz y arroz.
Quien visita al misionero en su mundo, en medio de tanta vegetación, se pregunta; ¿de dónde fuerzas para anunciar la Buena Noticia en este lugar?, la respuesta será “Cuando navego en canoa durante seis o siete horas rezo el rosario y la coronilla de la Divina Misericordia. Esta oración me da fuerza. Sin el contacto con Dios no podría hacer nada. Por eso la oración, la oración y otra vez la oración, es fundamental para un misionero. En mis viajes leo libros y siempre recuerdo que el misionero debe sembrar. Jesús no nos engaña nunca y sabe sacarnos de los apuros más grandes”.
https://www.infoans.org/es/secciones/noticias/item/1237-peru-ser-misionero-es-sembrar-p-jose-kamza-un-misionero-entre-los-achuar#sigProIdb762417b39