Mujeres liberadas de la trata y de la prostitución, asistencia a menores no acompañados, formación al trabajo: son algunos ejemplos de cómo el proyecto “Libres de partir, libres de quedarse” ha entrado concretamente en el rescate de muchos migrantes.
En la diócesis de Bologna, la Cáritas italiana ha instituido una mesa para el proyecto a partir del 2018, que ha involucrado a cuatro realidades que ya trabajan en el territorio: la asociación “Albero di Cirene”, la asociación “Papa Giovanni XXIII”, el “Centro Nazionale Opere Salesiane – Formazione Aggiornamento Professionale” de Emilia Romagna y la cooperativa social “Ceis Arte”.
“Este tipo de experiencia – explica Elisabetta Cecchieri, responsable de la Cáritas diocesana del proyecto “Libres de partir, libres de quedarse” – nos ha permitido trabajar y razonar juntos sobre soluciones concretas y conocernos aún mejor. Hemos querido crear una cabina de dirección para invertir de la mejor manera en nuestro territorio”.
En concreto, el “Albero di Cirene”, que realiza actividades de ayuda por la calle, ha elegido crear itinerarios de formación para los jóvenes voluntarios y ha implementado la capacidad de hospitalidad para las mujeres que salían de la trata. Por su parte la “Ceis Arte”, en su casa de acogida para menores extranjeros no acompañados, ha promovido una escuela de cultura italiana como servicio para una mayor integración.
También hay otros dos proyectos activos en el centro de Castel de' Britti, entre los cuales un curso para soldadores. El proyecto se realizó entre abril de 2018 y marzo del presente año, con una duración total de unas 50 horas, a las que se añaden las dedicadas a la formación sobre seguridad en el trabajo. “Han participado muchachos menores y mayores de edad, en total 9 entre los cuales algunos indicados por la Empresa Pública de Servicios a la Persona - ha explicado Lucia Mele, del centro salesiano”. La habilitación a la profesión de soldador en Italia prevé necesariamente tener una licencia que, según la tipología del trabajo, necesita una actualización cuyo costo está en torno a los 1.500 euros, una cifra fuera del alcance de la mayor parte de los jóvenes del CFP salesiano.
Entretanto estos jóvenes “al tener una formación, en parte desarrollada en la propia empresa, pueden animar a los empleadores a que les contraten. Será después el empleador a darles la licencia” asegura la Dra. Mele. Y de hecho este itinerario ya ha dado sus frutos, dando en el último período trabajo a varios muchachos.