En esta circunstancia, Mons. Giovanni Checchinato, obispo de San Severo (Foggia) ha comunicado: “Es para nosotros un motivo de alegría que un hijo de nuestra tierra sea encaminado hacia el reconocimiento oficial de la Iglesia por sus virtudes y de su fama de santidad. Una alegría que se amplifica pensando en la vida fecunda e incansable del siervo de Dios, que supo realmente obtener frutos y dones que nos fueron dados por le Señor, de manera particular a través del cuidado de las almas, de la constante atención y premura a los problemas sociales de su tierra, que lo vieron apasionadamente comprometido y disponible a ponerse como sea al servicio de los hermanos, hermanas y especialmente de los más necesitados. El padre Felice sigue hablando a nuestra tierra y a nuestra amada Diócesis, recordándonos que solamente a través de la pasión por los hombres y las mujeres de nuestro tiempo y de nuestra tierra, pasa la posibilidad real de volver verdadera y actual la pasión por Dios”.
El siervo de Dios, Felice Canelli nace el 14 de octubre de 1880 en extrema pobreza. Su joven y viuda mamá educa a los hijos a confiar en la Providencia. El sueño de Felice es ser sacerdote, pero es pobre. El sacerdote y canónigo, Luigi Giuliani lo ayuda materialmente y espiritualmente. Así es admitido en 1892 al seminario y allí se forma en el espíritu de la Rerum Novarum de Leon XIII.
El 6 de junio de 1903 Felice es ordenado sacerdote. En 1905 con la llegada de los hijos de Don Bosco a San Severo, don Canelli elige en su pastoral el amor por los jóvenes y la clase popular, volviéndose un hijo fiel de Don Bosco hasta el final. Del 1909 al 1927 se ocupa de la Rectoría de San Antonio Abad y de los exalumnos salesianos del “Circulo Don Bosco”, funda en el lugar la Acción Católica y el Partido Popular. En la juventud femenina de la Acción Católica impulsa a las “Damas de San Vicente” para que el Evangelio de la caridad llegue a todos lados.
En 1927 es nombrado párroco de “Croce Santa” en una periferia extrema y se queda allí hasta la muerte. Con el lema paulino “omnibus omnia” se vuelve cercano a los pobres para llevarlos a Dios y para promoverlos en su dignidad. Para responder a las pobrezas emergentes durante la II Guerra Mundial, multiplica en las diócesis y parroquias las obras caritativas y asistenciales. Consumido por el amor de Dios, reflejo en el amor por las almas, don Canelli muere el 23 de noviembre de 1977, con las manos abiertas y elevadas al cielo y con la oración del Gloria en sus labios y en su corazón.
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