El padre Cameroni recorrió el itinerario realizado en casi 14 años, contando lo que significó para él animar la ADMA, mirando a Don Bosco, apóstol de la Auxiliadora y fundador de la Asociación: “La Asociación crece y madura en la medida en la que cada socio siente la llamada de responder a una gracia recibida, a ‘restituir’ o mejor aún a compartir y difundir la gracia experimentada, porque la fe se refuerza donándola: o sea se traduce en presencia viva y dinámica en la propia familia, en el lugar de trabajo, en la participación en la vida formativa y de oración de la Asociación, en dedicar tiempo y energías a la ADMA...”.
“La Virgen siempre -prosiguió el padre Cameroni - nos ha guiado durante estos años, nos ha inspirado en tantas circunstancias sin estar demasiado ligados o vinculados a proyectos y programas. La vida cristiana es como la educación, un río que no va demasiado atado, pero dejado libre en su recorrido: acompañado, no forzado o obligado... Una de las realidades que más me ha ayudado a crecer espiritualmente fue la gran capacidad de compartir la vida y la fe, en particular durante los retiros y los ejercicios espirituales. La comunión en Dios crea relaciones fuertísimas entre las personas y refuerza la experiencia creyente y la identidad vocacional de cada uno”.
El padre Alejandro Guevara a su vez, compartió su historia de vida y narró cómo ha llegado a esta misión que le confió el Rector Mayor. Por su parte el padre Roberto Carrelli ha presentado el camino formativo del año 2020-2021 con el título “Sueñen y hagan soñar”, inspirado al eslogan del Papa Francesco a los salesianos, al concluir el Capítulo General.
“Don Bosco soñaba y hacía soñar. Pero sus sueños -explicó el Papa Francisco- no eran una fuga de la realidad, sino por el contrario un sumergirse en la realidad, y no tenía nada que ver con el sueño y la inercia, sino con la vigilancia y las obras, no con la genialidad y emprendimiento puramente humano, sino con las inspiraciones y la fecundidad de Dios.
El Papa añadió que “la invitación a soñar y a hacer soñar nos solicita a dar atención a la formación, la de los jóvenes como la de los adultos, porque nos anima a no detenernos delante de los hechos, a no ahogarnos en las ocupaciones y en las preocupaciones, y nos pide ponernos - de acuerdo al espíritu de Don Bosco - en la perspectiva de Dios, en la óptica de la gracia, de la fe, de la vocación y de la misión, de la alabanza y del servicio a Dios, de una vida contemplativa y operativa no cerrada en sí mismo pero dedicada a los otros, especialmente a los más pobres”.
Por la tarde, en la Basílica de María Auxiliadora, se realizó una participada celebración eucarística presidida por el padre Leonardo Mancini, superior del Piamonte-Valle de Aosta, durante la cual 6 aspirantes salesianos compartieron la alegría y la gracia de entrar a hacer parte de la ADMA y de la Familia Salesiana.
¡Una jornada de gracia, con tantos dones y motivos para rezar, agradecer, confiar y seguir soñando!
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