Nacido hace 96 años, el 22 de septiembre de 1923, en Ribis, Reana del Rojale, en la norteña provincia italiana de Údine, quedó fascinado cuando conoció en 1934 la sonrisa de Don Bosco en una postal con motivo de la canonización del Santo de los Jóvenes. Al año siguiente entró como aspirante en el Colle Don Bosco e hizo el año de noviciado durante la guerra, entre 1940 y 1941. Los votos perpetuos los pronunció el 16 de agosto de 1947 en Chieri, Villa Moglia.
Los primeros años de servicio los empleó casi todos en el Colle Don Bosco, cuidando con empeño la enorme área de los frutales y los numerosos panales.
El 1959 recibió como obediencia el encargo de ser chofer del Rector Mayor, en la época don Renato Ziggiotti. Como siempre realizó su misión con dedicación y reserva, quedando por ello confirmado en este encargo también durante los rectorados de don Luigi Ricceri, don Egidio Viganò y don Juan Edmundo Vecchi.
“Como chofer de los Rectores Mayores he viajado mucho, por toda Italia y Europa, siempre con la misma discreción. Cuando inicié en Turín, me dijeron: 'Tú eres ciego, sordo y mudo'", recordaba.
Una vez que dejó el encargo de conductor, no pensó ni por caso ir a reposar: inició a dedicarse a la Oficina Postal interna, una labor que realizó hasta hace pocas semanas atrás.
Su testamento espiritual está en unas pocas frases pronunciadas en una entrevista al Boletín Salesiano: “He buscado siempre de decir 'Sí' y ser útil a todos, aunque me costara... Día y noche a disposición de todos, siempre listo para cualquier servicio”.
Ha dejado este mundo a las 4 de la mañana del viernes 7 de agosto 2020, entregando a todos sus hermanos más jóvenes un modelo increíble de docilidad, obediencia, pasión por el trabajo y dedicación a la Congregación.