En 1994, cuando las primeras experiencias de acogida de migrantes comenzaban tímidamente en Italia, la obra Santa Chiara "era una concentración de habitaciones y pequeñas salas llenas de migrantes acogidos... Nos preguntábamos cómo era capaz de acompañar con todo lo que ocurría allí... Creo que la clave ganadora fue su gran voluntad de diálogo. Era reservado, pero práctico y operativo" lo recordó, en estos días, P, Domenico Ricca, SDB, ex presidente de "Salesianos para lo Social", que tuvo la oportunidad de conocerlo durante las reuniones periódicas del Consejo Salesiano para el Sector de la vulnerabilidad y Marginación.
También en Palermo, junto con su hermano salesiano, P. Roberto Dominici, denunció una turbia red de pedofilia que arruinaba la vida de los menores en los barrios populares de Ballarò y Albergheria. Eso provocó investigaciones, redadas y juicios en 1996; y luego nuevamente en el 2000. La atención del mundo se centró en ese escándalo.
El funeral tuvo lugar el lunes 29 de junio, a las 10:30 de la mañana, en su parroquia, la "Santa Lucía" de Castelvetrano, presidido por Mons. Domenico Mogavero, obispo de Mazara del Vallo, y transmitido en el canal de YouTube de la diócesis.
"Apasionados por la profecía de la denuncia evangélica, estábamos unidos y apasionados por ese rugir cuando todo el mundo callaba en la indiferencia que es el humus para los que oprimian y abusaban de los niños", dijo P. Fortunato Di Noto, Presidente de "Meter", una asociación en la vanguardia de la protección de los niños y la denuncia de la pedofilia.
"Don Meli ha sido un punto de referencia para la ciudad -subrayó, finalmente, el alcalde de Palermo, Leoluca Orlando-. Le debemos a él y a la comunidad de 'Santa Chiara' mucho de esa elaboración cultural y política de los caminos de la solidaridad, la inclusión y la acogida que están en el centro de nuestra acción cotidiana".