Luego de que la reliquia visitara durante varios años, el Rector Mayor, Ángel Fernández Artime, decidió regalar una reliquia para que tenga como casa el Santuario Nacional, donde podrá ser venerada por los feligreses. Y es que si bien los salesianos cumplen 57 años de presencia en la ciudad, la devoción por el santo de los jóvenes comenzó mucho antes: cuando el quinto sucesor de Don Bosco, P. Renato Ziggiotti, visitó León en 1956 —cuando sólo había Cooperadores Salesianos en la ciudad— quedó sorprendido por la devoción y el cariño a Don Bosco que exclamó: “Es verdad que en Turín está el cuerpo de Don Bosco, pero aquí está su corazón”.
Para recibir la reliquia se dieron cita un número significativo de jóvenes y niños vestidos con sotana negra y bonete, elementos con los que se identifica a Don Bosco. Llegado el mediodía ingresó al Santuario la escultura que contiene, en su interior, la reliquia, dando comienzo a la celebración eucarística presidida por el P. Hugo Orozco, Inspector, y que fue concelebrada por varios sacerdotes, e invitó a no quedarse sólo en la fiesta ni en las reliquias, sino que “la presencia de Don Bosco debe ayudar a acercarse a Dios”.
En 1951 el ex seminarista veracruzano Juvencio Cajiga, que llegó a León luego de que cerraron el seminario de Puebla, anhelaba un templo a Don Bosco y una escuela para niños pobres. Comenzó a construir. Justo en pleno trabajo recibió una reliquia de Don Bosco enviado por el P. Renato Ziggioti, Rector Mayor de entonces y fue “apoteósico y desde ese día, León fue llamada ‘La ciudad de Don Bosco’”. Desde aquél día, la ciudad esperaba las reliquias de Don Bosco, que luego de más de medio siglo llegaron a la ciudad.