“Como fermento en la familia humana de hoy”, fue la frase motivadora de esta celebración que se llevó a cabo el sábado 8 de julio y que este año tuvo como anfitrión a la comunidad de Manta. Fue un momento para el encuentro de salesianos, seglares, jóvenes y las distintas ramas de la Familia Salesiana donde se agradeció a Dios por su acompañamiento en el camino de la evangelización y educación entre la juventud del país. En un primer momento se celebró la Eucaristía en el templo Nuestra Madre del Rosario con la participación de alrededor de 500 personas entre SDB, representantes de la Familia Salesiana del Ecuador y jóvenes de los grupos asociativos. La ceremonia fue presidida por el padre Marcelo Farfán, inspector, y concelebrada por varios hermanos que conmemoraban sus bodas jubilares. Al inicio de su homilía, el padre Marcelo recordó que es un día de acción de gracias por la fidelidad de los hermanos que viven la vocación recibida por Dios y nombró a cada uno de ellos: padre Wladimir Acosta, 25 años de Profesión Religiosa; padre Servio Rojas, padre Miguel Toriz y padre Juan Carvajal, 25 años de Ordenación Sacerdotal; Coadjutor Sandro Gavinelli y Mons. Luis Sánchez, 60 años de Profesión Religiosa y padre Adolfo Álvarez, 75 años de Profesión Religiosa
A continuación, hizo referencia a la figura del Corazón de Jesús como un símbolo del amor del Padre y una manifestación infinita de su bondad. “El amor de Jesús es un amor que sirve, que lava los pies a sus discípulos, es amor que se demuestra en los sacrificios de cada día y que se olvida de sí para entregarse a los demás”. En este contexto, mencionó que este corazón de Cristo es el que debe estar en el centro de la comunidad inspectorial, inspirando la dedicación total a la causa del reino de Dios al estilo del corazón de Don Bosco. “Nosotros no somos una simple empresa y la Inspectoría no se reduce a una organización social y menos somos un ente burocrático; somos ante todo una comunidad de discípulos del Señor, unida en el espíritu de Don Bosco y en la que late la caridad del Buen Pastor al servicio de los jóvenes, especialmente los más pobres”. Al final de la misa, la celebración se trasladó a la UE San José donde se desarrolló un programa artístico-cultural que tuvo como principales protagonistas a la juventud que integra los diferentes grupos asociativos. Los primeros en intervenir fueron los integrantes de la orquesta P. Luis Moreno, quienes deleitaron a los asistentes con música manabita. A continuación, fue el turno de los grupos de danza, bastoneras y de teatro que pusieron en escena un homenaje a su provincia. Este momento de unidad, alegría y compromiso permite caminar juntos, en sinodalidad, hacia el sueño de construir una inspectoría fraterna con claras opciones pastorales a favor de la juventud más necesitada y vulnerable.