Turín, Italia – Se ha escrito con verdad absoluta que Don Bosco nunca dejó de confesar, incluso enfermo y a pocos meses de morir, confesaba. Su gran alegría era que sus hijos estuviesen en “gracia de Dios”. “Todos los muchachos querían confesarse con Don Bosco” y alguno podrá preguntarse el por qué. La respuesta está en la foto. Es la imagen más hermosa para Don Bosco, que incluso podría decir que fuel mismo santo que deseaba hacerse esta foto confesando. Se constata la “identidad” de sacerdote, con rostro sereno, con mirada atenta, con actitud paterna, como es un confesor. Decidió colocar confesando a quien fuera su II Sucesor: Pablo Albera. La foto la realizó Francesco Serra con el titulo “Don Bosco confesando”, en Turín, en 1861.

Turín, Italia – Esta fotografía tiene una historia que nunca se sabrá cómo fue tomada, en qué año y quiénes estuvieron presentes. Lo que si podemos saber con certeza es que fue publicada en 1929 por el P. F. Giraudi con la didascalia: “Don Bosco en medio de un grupo de jóvenes del oratorio”, y posiblemente fue realizada en 1861, por el fotógrafo Francesco Serra. Esta ha sido definida como la foto más “apasionante”, porque Don Bosco se encuentra en la parte esencial y central de una fotografía. El rostro del Santo muestra “orgullo” de sus hijos, “satisfacción” de estar en medio de ellos y totalmente “alegre y espontaneo”. 

Turín, Italia – Desde la primera foto de Don Bosco realizada en 1861 hasta la última realizada en 1887, las manos del Santo son las que realizaron los milagros en favor de los jóvenes. De pequeño aprendió el trabajo del campo, el arte de zapatero, el panadero, el sastre, el escritor, pero como sacerdote, sus manos bendecían, animaban, acompañaban a los jóvenes y a sus salesianos.