El mensaje del Papa apunta sobre todo a transmitir a los jóvenes, que muy a menudo se encuentran en busca de sentido; la conciencia de tener una misión en la vida y ser una misión: “Todo hombre y mujer es una misión, y esta es la razón por la que se encuentra viviendo en la tierra”, explica el Pontífice.
Por eso el Papa les exhorta a no temer a Cristo y a su Iglesia, que anuncia “lo que se ha recibido libremente, debemos compartirlo... el camino y la verdad que conducen al sentido de vivir en esta tierra”. Y, por lo tanto, invita a los jóvenes a preguntarse: “¿Qué haría Cristo en mi lugar?”.
El Papa es consciente de que “esta transmisión de la fe, corazón de la misión de la Iglesia, se realiza por el “contagio” del amor, en el que la alegría y el entusiasmo expresan el descubrimiento del sentido y la plenitud de la vida. La propagación de la fe por atracción exige corazones abiertos, dilatados por el amor. No se puede poner límites al amor: fuerte como la muerte es el amor. Y esa expansión crea el encuentro, el testimonio, el anuncio; produce la participación en la caridad con todos los que están alejados de la fe y se muestran ante ella indiferentes, a veces opuestos y contrarios”, afirma claramente el Papa.
Recordando sus palabras a los jovenes en Chile les vuelve a repetir: “Me gusta repetir la exhortación que dirigí a los jóvenes chilenos: Nunca pienses que no tienes nada que aportar o que no le haces falta a nadie: Le haces falta a mucha gente y esto piénsalo. Cada uno de vosotros piénselo en su corazón: Yo le hago falta a mucha gente”. Estas palabras invitan a los jóvenes al encuentro con Jesús y al servicio de los más pequeños.
El testimonio alegre, el corazón abierto, el don de sí mismo de los misioneros de la Familia Salesiana... son los elementos que hacen que hoy en día, el catequista Samlouth, un estudiante de 18 años de la Escuela Técnica Don Bosco en Poipet, Camboya, diga: “Estoy profundamente conmovido por el amor de Jesús por sus enemigos. Me gustaría ser un discípulo de Jesús, amar a otros más que a mí mismo. Me gustaría responder a Dios que siempre nos ama”.