En UNICEF estiman que más de 400 niños han muerto desde principios de año tratando de hacer este viaje, mientras que miles han sufrido abuso, explotación, esclavitud y detenciones mientras atravesaban Libia.
Unos 50 millones de niños están actualmente en tránsito en todo el mundo. Parte de esta migración es positiva, ya que se trata de niños y familias que migran de manera voluntaria y segura. Sin embargo, para millones de niños la experiencia migratoria no es voluntaria ni segura, sino plagada de peligros y riesgos.
Aproximadamente 28 millones de niños se han visto forzados a abandonar sus hogares debido a conflictos. En muchos casos, niños y familias sin rutas migratorias lo suficientemente seguras y estables no tienen más opción que recurrir a traficantes, redes de trata y rutas informales que ponen su seguridad en gran riesgo.
Un ejemplo claro es la peligrosa ruta del Mediterráneo Central, que cubre el trayecto de Libia a Italia. Solo este año, cerca de 15.000 niños no acompañados han llegado a Italia por mar, en un viaje normalmente facilitado por los traficantes.
Los niños en edad escolar que no participaron en ningún programa escolar el año 2007 fueron el 12.8%, es decir 135 millones. Es innecesario señalar que el 40% de estos futuros adultos sin educación actualmente viven en las inmensas áreas del subdesarrollo mundial o en zonas de conflicto.
A pesar del progreso logrado a nivel mundial, 1 de cada 12 niños en el mundo vive en países donde sus perspectivas actuales son peores que las que tuvieron sus padres.
Según el análisis de la UNICEF, 180 millones de niños viven en 37 países donde tienen más probabilidades de vivir en situación de extrema pobreza, dejar de ir a la escuela o morir a causa de la violencia, que los niños que vivían en esos mismos países hace 20 años.
Casi parece que no vemos cómo el futuro de los niños ha empeorado en comparación con el pasado.
Una visión general en este tiempo de Navidad que debería hacernos pensar sobre la situación de los niños y de las niñas en el mundo.