Los expertos coinciden en que las leyes contra el trabajo infantil no funcionan en los países de bajos recursos. Y cuando los países viven en conflicto aumenta la cantidad de niños y niñas que trabajan, por ello la OIT lanza para el 2017 el llamado: “protejamos a los niños del trabajo infantil”.
El objetivo de la OIT es concienciar acerca de la magnitud de este problema y aunar esfuerzos para erradicar esta realidad. Según datos del “Fondo para la Infancia de Naciones Unidas”, existen “más de 168 millones de niños niñas que trabajan en todo el mundo”. Una buena parte de estos niños y niñas realizan labores que son peligrosas para la salud y muchos desempeñan la peor labor en el siglo XXI: ser esclavos sin derecho a nada, sobre todo sin poder ser niños.
Tras las abrumadoras cifras que esconde el trabajo infantil y el abuso laboral de los menores en el mundo se esconden historias de infancias rotas. Más de 9 millones de niños y niñas tratan de sobrevivir en situación de esclavitud y más de un millón sufre el tráfico infantil.
Además, millones de niños y niñas en el mundo son forzados a trabajar como mano de obra esclava en el servicio doméstico: cocinando, cargando agua, leña y sufriendo abusos físicos y sin apenas comida ni descanso por su labor. En muchos casos, estos menores son víctimas del tráfico de seres humanos e incluso de órganos.
Los misioneros salesianos trabajan en mercados, en lugares cercanos a las fábricas donde millones de niños trabajan y hasta duermen cada día para hablar con los patronos y con las familias para hacerles entender que los menores deben tener tiempo para ir a la escuela, para jugar y para descansar.
Los misioneros salesianos en el mundo encuentran a menores en basureros, en plantaciones agrícolas, en minas, vendiendo en la calle, en los puertos, como aparcacoches, en fábricas textiles o de ladrillos... Los salesianos han dado respuesta con cientos de obras en favor de los niños y niñas: “protejamos a los niños del trabajo infantil”.