La obra de Don Bosco comenzó con el juego y este permanece en el centro de su espiritualidad. (…) Los involucrados en el juego se pierden dentro de un flujo de actividad y se encuentran liberados y llenos de energía. En términos espirituales, el juego lleva a una persona dentro del flujo de la vida, que muchas tradiciones religiosas llaman "espíritu". Aquellos que juegan se liberan del pasado y del futuro por un tiempo para simplemente estar en el momento presente. La espiritualidad reconoce el momento presente como el espacio sagrado donde el significado se despliega y así el juego es sagrado y un camino privilegiado en el misterio de cada vida.
Los hindúes, por ejemplo, cuando hablan de la creación del Universo no lo definen como obra de Dios, sino como "juego de Dios". (...) Incluso las escrituras hebreas reconocen que hay una sabiduría que deleita y está siempre como un juego delante de la presencia de Dios (Proverbios 8:30). El mismo Jesús era capaz de relajarse con los demás y salía regularmente a celebrar con amigos, con comida, bebidas.
Por lo tanto, hay un carácter sagrado en todo el espacio del juego y en el tiempo libre, especialmente en la vida social y creativa. Don Bosco reconocía el patio, cualquiera que fuera su forma, como el lugar donde se toca una presencia sagrada. En el fluir de esa presencia, estamos animados por la alegría de vivir y aprendemos cosas que el pensamiento consciente nunca podrá enseñarnos.
El pensamiento educativo de Don Bosco subraya la importancia del juego porque construye las relaciones dentro de las cuales se lleva a cabo la educación integral (...) El juego no solo construye relaciones, sino que ayuda a los jóvenes a relajarse, manejar la presión y a construir la resiliencia. Espiritualmente, el juego se ve como un acto de fe en el momento presente y una expresión de optimismo en la vida. Los profesores deben utilizar el juego en el aula por su propia salud y la de sus alumnos.
La espiritualidad salesiana se puede aplicar como un modelo de apoyo para cada lección, porque los elementos del hogar, de la escuela, el patio y la iglesia, ayudan a crear un modelo equilibrado en el enfoque de cada lección.
En conclusión, encuentren tiempo para jugar en sus días. Deténgase un minuto y reconozca que no siempre es necesario tener el control de todo o ser productivo. Es suficiente que estés vivo y respirando para contar tus bendiciones y relajarte en el fluir de la vida que se mueve a través de tu cuerpo, tus relaciones y el mundo entero.
Entonces, detente y juega, ¡es algo sagrado!
P. David O'Malley SDB