El Papa Francisco eligió para este año 2020 para celebrar la 57° jornada mundial de oración por las vocaciones con cuatro palabras: “dolor, gratitud, ánimo y alabanza”, con el único deseo de “agradecer a los sacerdotes y apoyar su ministerio”, explica el Papa.
Una noticia triste para la humanidad es que si por un lado aumenta el número de la población mundial; el número de sacerdotes disminuye en todo el mundo afirmó la Oficina Central de Estadísticas de la Iglesia. Lo mismo sucede con los candidatos al sacerdocio en todo el mundo. “En contraste con el promedio mundial, las vocaciones en África y Asia aumentaron un 14,3% y un 11% respectivamente. En América, el número de sacerdotes se mantiene, hay unos 123.000; en Europa y Oceanía las bajas son (respectivamente) de más del 7% y poco más del 1%”.
La pregunta crucial ¿Qué es lo que está pasando? ¿Por qué ya no existen jóvenes que quieran asumir el reto de ser sacerdotes? La respuesta no es fácil, pero podremos vislumbrar la respuesta desde la otra orilla, es decir: ¿Qué es la vocación? La vocación es: “Seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad”, “es fiarnos de la promesa del Señor” “es ser portadores de una promesa de bien, de amor y de justicia”, son menajes del Papa Francisco.
En diversas partes del mundo se han celebrado encuentros “vocacionales” con jóvenes que desean seguir a Jesús al estilo de Don Bosco. Es el caso de la Inspectoría Salesiana de Chile, que el 3 de mayo celebró la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones bajo el lema "Las palabras de la vocación: gratitud, ánimo, valentía y esperanza" y a nivel Inspectorial se ofreció un espacio de reflexión sobre la dimensión vocacional de la vida y del proyecto educativo-pastoral salesiano que ayude a los jóvenes a descubrir que cada uno es invitado a escuchar la llamada del Señor, a discernirla y a vivirla en un proyecto específico.
Desde el lunes 4 hasta el sábado 9 de mayo se compartieron en las diversas redes sociales los testimonios significativos de personas que han escuchado, han discernido y han optado por una vocación en la Iglesia.