La Iglesia es consciente que el mundo juvenil ha cambiado radicalmente: Los jóvenes de hoy viven en un mundo globalizado, una red de interconexiones y de relaciones, de sufrimientos y contradicciones. Dice el Papa “Los jóvenes nos envían un mensaje claro: tenemos mucha fatiga para poner junto nuestro crecimiento, nuestro viaje hacia la edad adulta y la experiencia religiosa”.
La iglesia sabe que sin la fuerza de los jóvenes acabará perdiendo la capacidad de entusiasmo y fuerza. Sin temor a exagerar, este Sínodo es un momento clave para la Iglesia. Lo afirma el Papa: “Este Sínodo tiene la oportunidad, la tarea y el deber de ser un signo de la Iglesia que escucha realmente, que se deja interpelar por las peticiones de aquellos que salen a su encuentro, aunque no siempre tenga una respuesta preparada”, advirtiendo que además,… nos estamos jugamos nuestro rol profético junto a las nuevas generaciones. “Una Iglesia que no escucha está cerrada a la novedad, cerrada a las sorpresas de Dios, y no será creíble, sobre todo para los jóvenes, que inevitablemente se alejarán en lugar de acercarse”.
En este clima de dialogo el Papa invita a los Padres Sinodales a no dejarse "asfixiar y aplastar por los profetas de calamidades y del infortunio" o por sus propios "límites, errores y pecados", sino que sean capaces "de encontrar espacios para inflamar el corazón y discernir los caminos del Espíritu".
El sínodo, es un hito importante para la Familia Salesiana ya que apunta al núcleo de nuestro carisma y nos ofrecerá seguramente elementos que nos ayudarán a discernir nuevos caminos y formas de servicio a los jóvenes.
Las orientaciones del Papa en el discurso inaugural del sínodo son una inspiración para iniciar nuestro camino de discernimiento capitular a la escucha de los jóvenes y responder a la pregunta del CG28: ¿qué salesianos para los jóvenes de hoy?
“Ardor y pasión evangélica que engendra el ardor y la pasión por Jesús. Memoria que despierte y renueve en nosotros la capacidad de soñar y esperar. Porque sabemos que nuestros jóvenes serán capaces de profecía y de visión en la medida que nosotros, ya mayores o ancianos, seamos capaces de soñar y así contagiar y compartir esos sueños y esperanzas que anidan en el corazón”.