Esa “clase media” de la santidad señalada por el Papa, está compuesta por personas que son heroicas en la vida cotidiana, gente honesta. Así lo quería Don Bosco, el santo de los jóvenes, invitándoles y orientándoles hacia la santidad siendo personas dignas que buscan el bien para los demás y acaban encontrando su propio bien.
Proponer a los jóvenes de hoy un camino de santidad es difícil, pero proponer un camino desde una opción para vivir en la verdad, para no cambiar de opinión como el viento, para ser leales a los principios, es un buen inicio. También Don Bosco proponía vivir este camino a jóvenes a través de la alegría y de la santidad diaria.
La honestidad y la verdad son hermanas porque llevan a las personas a reconocer y amar lo que son de verdad y no buscar falsas imágenes. Es un camino que finalmente nos lleva a confrontarnos con Aquél que es “la Verdad y la Vida”, alejándolos de vivir en esos terrenos de arenas movedizas repletos de incertidumbres, miedos y relativismos.
De esta forma el Papa Francisco resalta entre los santos esta “clase media de la Santidad” hombres y mujeres que no están en los altares, personas que han recorrido en lo cotidiano este camino de vivir en la presencia de Dios, sin grandes aspavientos, ni demostraciones; sino sencillamente, en lo ordinario que no se ven pero son.