El Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime, con su renovado Consejo General, encontrará la manera de asegurar que todos los temas y deliberaciones previstos puedan ser abordados posteriormente. Pero, sobre todo, el “espíritu” de este capítulo permanecerá en la memoria de todos.
El Papa Francisco resaltó este escenario en su mensaje: “La opción Valdocco de su 28º Capítulo General es una buena oportunidad para confrontar las fuentes y preguntar al Señor: Da mihi animas, caetera tolle. Esto requiere que superemos los temores y aprensiones que puedan surgir. Vivir fielmente el carisma es algo más rico y estimulante que el simple abandono o adaptación de casas o actividades; implica un cambio de mentalidad ante la misión a cumplir”.
Tampoco se pueden olvidar las palabras de los jóvenes presentes en el Capítulo: “Salesianos, no se olviden de nosotros los jóvenes, porque nosotros no nos hemos olvidado de ustedes y del carisma que nos han enseñado. Queremos expresarlo con todo nuestro corazón. Estando aquí, hemos cumplido un sueño. En este lugar especial de Valdocco, donde comenzó la misión salesiana, reuniendo a los salesianos y a los jóvenes. Tienen nuestros corazones en vuestras manos. Deben cuidar este precioso tesoro. Por favor, no nos olviden y continúen escuchándonos”.
“La Salesianidad – expresa el Papa Francisco – nace precisamente de este encuentro capaz de suscitar profecías y visiones: acoger, integrar y hacer crecer las mejores cualidades como un don para los demás, especialmente para los marginados y abandonados de los que no se espera nada”.
En un clima de verdadera armonía, el Capítulo demostró con empatía y coherencia otra verdad subrayada por el Papa: “Los interlocutores de Don Bosco ayer y del Salesiano de hoy, no son meros receptores de una estrategia planificada de antemano, sino protagonistas vivos del oratorio a realizarse. A través de ellos y con ellos el Señor nos muestra su voluntad y sus sueños. Podríamos llamarlos co-fundadores de sus casas”.
El retrato del Salesiano para los jóvenes de hoy puede reflejarse en lo que el Rector Mayor afirma de sí mismo: “Trataré de ser, en la medida de lo posible, un verdadero hombre de Dios, con una fuerte identidad carismática y pastoral, con visión de futuro, capaz de una mirada de fe y esperanza en la lectura de la realidad. Es mi profundo deseo continuar siendo, en la medida de lo posible, un hombre capaz de paternidad y afecto fraterno, de acompañamiento, cerca de mis hermanos. Creo que pondré mucha energía en ser un hombre capaz de construir la unidad, de involucrar y acompañar, de crear una visión común, de unir las diferencias, de construir la comunión, de trabajar en equipo y delegar”.