Bolivia es uno de los países de América Latina donde la presencia de los salesianos es más fuerte. Un continente que en los sueños de Don Bosco fue la primera avanzada de esa nueva aventura que fue la partida hacia nuevas tierras de misión.
Bolivia está pasando por un momento realmente difícil desde el punto de vista político, un problema que se suma a las dificultades cotidianas que tienen que afrontar los salesianos: la pobreza, la falta de infraestructuras, las desigualdades sociales, a pesar de ello no falta el compromiso de los misioneros, el camino que queda por recorrer es muy largo pero las motivaciones siguen siendo fuertes, los resultados se pueden tocar, aunque, como nos dice el P. Vicente, han sido “33 años difíciles, en los que también ha habido penas y fracasos, a veces me he desanimado, pero me he repuesto prontamente”.
Desde hace unos 3 años “Missioni Don Bosco” ayuda al internado de la escuela de Yapacani con el apoyo alimentario gracias a sus benefactores. Son muchas las dificultades y las carencias en una tierra que paradójicamente son ricas en recursos naturales, una riqueza de la que la mayoría de la población no se beneficia. El compromiso del P. Vicente y de sus hermanos nunca falla. Han fundado Centros de Formación Profesional, jardines de infancia, Escuelas Primarias y Secundarias, Oratorios y Parroquias. Porque se sabe que la educación es el arma más poderosa para redimirse de la pobreza y construir un futuro.
En ocasión de la Jornada Misionera Salesiana del pasado año el P. Vicente escribió una carta conmovedora. “Escribo esta carta para compartir las alegrías y los dolores de mi trabajo misionero entre la gente pobre que es mi familia hace 33 años”. En su hermosa carta sueña y se conmueve hasta “sentirse parte de este misterioso camino de la Iglesia que no renuncia a la perseverancia misionera de extender el Reino de Dios a cada rincón del mundo… Voy de un lugar a otro, donde encuentro más necesidad, como siguiendo el reclamo de una voz… Y conozco bien la raíz de la dolorosa miseria de este lugar de periferia y las causas de tanto sufrimiento… Son 33 años con muchas satisfacciones y seguramente con tantas equivocaciones, pero luego me levanto y camino, y camino… con el único deseo de no renunciar al sueño de Dios y dar una sonrisa y esperanza a los niños desafortunados…”
Y continúa narrando. “Encontré un trozo de papel escrita por un niño: Qué me falte todo, menos tú... Y vuelvo a escuchar el estribillo habitual de mi buen ángel de la guarda... Nunca renuncies a tu sueño de dar sonrisas y esperanza a tantos niños desgraciados, en todas partes, de un continente a otro”.
Más información en: www.missionidonbosco.org