Es que a sus 69 años, con una sonrisa y alegría en su rostro, todavía recuerda cuando en 1972 un grupo de jóvenes voluntarios de la Operación Mato Grosso de Italia, le pidieron que venga al Ecuador, les acompañara y asesorara en un proyecto de presencia en las localidades indígenas de la cordillera andina.
Desde allí, la humildad y sencillez del P. Pío acompaña a lo que hoy se ha convertido en su hogar, más que en su lugar de trabajo. “Los campesinos se enamoraron de mí y yo más de ellos”; es así que mientras su mirada regresa al pasado, comenta que en 1973 se hizo cargo de la Misión de Zumbahua, en la que trabajó por tres años y medio; luego se trasladó a la provincia de Bolívar, a la Misión de Talagua, el Guayco y, en 1979, viajó a Quito y se puso al frente de la hospedería “La Tola”.
En esta etapa de su vida recuerda que, en esos años, a la hospedería acudían diariamente alrededor de cincuenta campesinos que migraban desde sus comunidades hacia la capital y contó que este número se fue incrementando y tuvo que tener más habitaciones para atender a todos los que llegaban.
Después de algunos años, al lugar iban a hospedarse más de cuatrocientas personas cada noche, por lo que, sonriente, dice que “invadió el Colegio Salesiano”. Pero el P. Pío tiene otra casa para “Campesinos en Cayambe” que le trae muchos recuerdos.
Si algo llena de felicidad a este sacerdote salesiano es haber visto de cerca la formación de líderes comunitarios, que más tarde incursionaron en la política como es el caso de Jorge Guamán y Lourdes Tibán. Sin embargo, aclaró que el desarrollo en las comunidades no es del todo positivo, pues asegura que, con tanto apoyo de instituciones, mucha gente de las comunidades quiere que todo se le regale sin hacer nada a cambio.
Asimismo, explicó con tristeza que la migración ha sido la causante de cambios negativos en la formación de las comunidades: las familias desorganizadas, mujeres abandonadas, son algunos de los problemas que tienen que enfrentar.
“Yo pienso que – recalca el P. Pío – donde estemos trabajando es donde el Señor nos ha colocado y lo que debe animarnos es hacer la voluntad de servir a los más necesitados”.
