Cuando fue destinado a Iauaretê, admite, le llevó algún tiempo encontrar un rastro de la misión en el mapa de Brasil. Hoy, sin embargo, después de más de cuatro años de servicio, ocupa varios cargos: es director de la misión, vicario parroquial y responsable de las actividades del oratorio y de las visitas a los 50 pueblos de la parroquia, dispersos a lo largo de 4 ríos, en una zona tan extensa como el Véneto. “Las distancias (solo se llega después de 2 días y medio de río), el estilo de vida espartano, y las enfermedades como la malaria, representan el pequeño precio a pagar por el honor de vivir entre estos pueblos. Son unas 16 etnias indígenas diferentes, entre esta gente sencilla, siempre con más atención a los muchachos y adolescentes”, expresa el misionero.
El gran problema de esa zona es el alcoholismo, que crece cada vez más, debido a la entrada clandestina de alcohol industrial, que no podía entrar en la reserva indígena. Y con el alcohol vienen los narcotraficantes colombianos, la violencia en las familias, entre los jóvenes y en las aldeas... Todos estos problemas afectan a los más jóvenes en primer lugar.
Por ello, poco a poco, los Salesianos están construyendo una nueva casa: llevará tiempo, porque los materiales solo se pueden transportar por vía fluvial y el trabajo se hace manualmente. Se espera concluir el 2020. Además de la comunidad salesiana y de los aspirantes, podrá acoger a chicos y chicas que, durante los fines de semana y los momentos festivos, permanecen abandonados durante días en las calles de Iauaretê, “in refugio, sin comida y con el temor de volver a su cabaña y recibir una paliza de uno de los adultos; y cuando no son golpeados, la violencia es peor”, testifica el P. Cappelletti.
La Familia Salesiana se encuentra para trabajar con la gente y también tienen presencia las Hijas de María Auxiliadora para las chicas. “Queremos que los muchachos y las chicas puedan crecer con otra visión de la vida, con otras perspectivas, con la certeza de que Jesús los ama”, concluye el P. Cappelletti.
