El P. Ugo nace el 26 de enero de 1924 en Polaggia, Italia, pequeño pueblo de la provincia de Sondrio. Procedente de una familia humilde y sencilla, es educado junto a sus cinco hermanos en el amor a Dios y al prójimo, tanto es así que, siendo aún muy jóvenes, él y su hermano Ferruccio deciden ingresar al seminario.
En 1940, a los dieciséis años, muere su madre Ursula. En 1949, la tuberculosis ósea afectaría su vida para siempre, obligándolo a transcurrir un largo periodo en el hospital de Santa Corona, cerca de Génova. Tres años más tarde, el ocho de marzo de 1952, es ordenado Salesiano Sacerdote y su vida se convierte en un largo peregrinaje de prédica del evangelio, de caridad y de amor al prójimo.
En 1955, empieza a trabajar con los muchachos del Centro de Arese; hogar de jóvenes difíciles, sin familia y con problemas de conducta. Es una etapa importante en su vida. El estar con estos chicos templa su carácter.
En 1960, fue nombrado asistente espiritual de los oratorios de Lombardía y de Emilia y, convencido que no podía trabajar con los muchachos en una oficina, convoca en las vacaciones a los catequistas a escalar las montañas en "Val Formazza" y hacerlos estudiar y prepararlos en una visión y un camino que entenderían mucho después.
En 1966, después de diez años de permanencia misionera en Brasil regresa a Italia el Padre Pietro Melesi y le comenta las dificultades que encuentra en su trabajo a favor de los pobres en Mato Grosso. El Padre Ugo lanza esta propuesta: “¿Por qué no vamos a ayudarlo?" Era el ocho de julio de 1967 cuando el primer grupo de jóvenes misioneros parte hacia el Brasil. “Era como encender una llamarada en medio de estos jóvenes” – escribiría posteriormente el mismos P. Ugo – De esta manera nació Operación Mato Grosso”.
“Don Bosco fue para el P. Hugo un padre y un amigo – comenta el P. Umberto Bolis – un maestro de la caridad, un guía de la grandiosa obra en beneficio de los oratorios. Don Hugo no pensó ninguna de obras sin los oratorios. Cada semana en las alturas de los Andes de Huaraz reunía a más de 20 mil adolescentes y jóvenes para hablarles de Dios, de la Virgen Auxiliadora y de Don Bosco”.
“Se apagó la llama de la caridad que ardió en la Cordillera Blanca de los Andes – comenta el P. Bolis – pero seguirá encendida en los miles de jóvenes que ha formado”.
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