Como se describe en la Página de la CECh, el Consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento a las víctimas, fue creado por la Asamblea Plenaria de los obispos en abril de 2011, para “orientar y dirigir políticas de prevención sobre abusos sexuales a menores de edad y ayuda a las víctimas”.
El Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas es un organismo de la Conferencia Episcopal de Chile que orienta y dirige las políticas de prevención de abusos sexuales y ayuda a las víctimas en la Iglesia chilena. El Consejo tiene como prioridad la protección de menores de edad y adultos vulnerables. Para ello trabaja en políticas de prevención y para establecer redes de contactos y formación de agentes pastorales.
En el marco de su integración a este organismo de la CECh, el P. David Albornoz señaló que espera poder incorporarse al trabajo del equipo de consejeros a partir de su especialización, que es el Derecho Canónico. Además dijo que espera ser un aporte en el ámbito de la formación de personas, la creación de ambientes sanos y seguros, el fortalecimiento de los consejos diocesanos, así como también el desarrollo de las políticas de las Conferencia Episcopal en materia de prevención de abusos.
El P. David Albornoz Pavisic, SDB, es Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Salesiana (Roma, 2002). Actualmente es Juez en el Tribunal Nacional Eclesiástico de Apelación y Profesor Asistente en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Además participa en el Consejo de Prevención de Abusos de la Conferencia de Religiosas y Religiosos (Conferre) y ha colaborado en diversos cursos de formación en prevención de abusos dirigidos a religiosos y religiosas.
Preside este organismo, monseñor Alejandro Goic, obispo de Rancagua. También es parte de esta instancia monseñor Juan Ignacio González, mientras que la Coordinadora nacional del Consejo es Pilar Ramírez.
Sin duda que para la Iglesia la “prioridad absoluta (es) la protección de los menores de edad y de los adultos vulnerables, de manera que ellos puedan crecer en la fe en un ambiente que preste especial atención y cuidado a su propia condición”, según la CHEh.
Fuente: CECh
