La capilla viene de un deseo antiguo de los Salesianos, pero su construcción fue impulsada con ocasión del Año Santo de la Misericordia, convocado por el Papa Francisco y por la celebración de los 300 años del encuentro de la imagen de Nuestra Señora Aparecida.
La inauguración se realizó con la celebración Eucarística presidida por el inspector, P. Edson Donizetti Castilho.
La construcción de la capilla fue realizada por Nazs Engenharia. Su parte exterior sigue el estilo arquitectónico enjambre. Una rosácea con la imagen del Cordero acoge a los que llegan al lugar, mostrando que allí es un lugar para la práctica de la fe y la profundización de la espiritualidad cristiana.
La nueva casa de oración es rica en elementos litúrgicos y simbólicos, con especial atención por las pinturas en el altar, hechas por el artista Lúcio Américo, y sus vidrieras, El altar está compuesto por tres imágenes principales: Don Bosco, el Buen Pastor y Nuestra Señora Auxiliadora. El panel central muestra a Jesús, el Buen Pastor. En su mano, el bastón, instrumento de guía y dirección, pero de él también brotan ramas, él es el Árbol de la Vida, sus ramas se extienden al cielo, signo de nuestra vocación celeste de ser hijos de Dios en Hijo, signo también del compromiso de formar parte del pueblo, de su rebaño y estar unidos a Él en su amor.
Al lado izquierdo encontramos la estatua de Don Bosco. El arte de fondo de la imagen brota de las mismas aguas y sangre del panel central, signo de la vida en el seguimiento de Jesús.
En el lado opuesto está Nuestra Señora Auxiliadora. María es aquella que responde al llamado de Dios, acepta y colabora con su misión y guarda todo en su corazón.
Sin duda, una Capilla tiene sentido en la medida que sea un “espacio para encontrarse con Dios” “hablar a solas con quien sabemos que nos am”.
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