Ishara es un niño de la calle. Nació en 1998, es el sexto de nueve hermanos, seis varones y 3 mujeres. Dos de ellos ya están casados, una de las mujeres es madre soltera. Su familia vive en Ciriri, en la montaña, a casi una hora y media a pie desde el “Centro Don Bosco”. La casa tiene paredes de barro y se encuentra en peligro de derrumbarse. El padre abandonó por completo a la familia y se volvió a casar. Los niños se quedaron a cargo de la madre, que para ganarse la vida transporta bolsas en la cabeza o en la espalda. De esta manera logra pagar los gastos de la escuela de los tres hijos más pequeños.
Ishara trataba de mantenerse por sí solo. Después de la escuela vendía juguetes en la calle, pero por un accidente perdió todo su poco capital y tuvo que dejar la escuela y pasar sus días en la calle.
Ishara forma parte del primer grupo de niños de la calle que se inscribieron en la alfabetización y el aprendizaje de un oficio en la casa salesiana. Después de dos meses de recuperación escolar y después del test de orientación que se le hizo, se le asignó al curso de carpintería. Con gran valor, logró finalizar su formación, obtuvo un certificado y completó tres meses. Actualmente fue aceptado por un carpintero que tiene una buena experiencia y abrió una pequeña tienda en el barrio.
Ishara ya puede hacer varios trabajos y comenzó a ganar algo de dinero, y con ello se puede comprar ropa y de alguna manera contribuir a su familia.
El Centro Don Bosco continúa acompañándolo y formándolo para gestionar sus pequeños ingresos.
Ishara ha empezado a pensar en un proyecto que tiene futuro.