Mientras que millones de personas han salido a las calles a pedir sus derechos, también miles de religiosos y religiosas han salido a marchar con su pueblo. El 22 de abril una fotografía ha marcado las primeras planas de muchos diarios, es la imagen de una religiosa que se acerca a la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) “no nos dejaban pasar”. Sin miedo a lo que pudiese suceder, se acerca a un militar quien le ofrece la mano izquierda, porque la derecha llevaba un fusil. En el breve diálogo le pide que dejen pasar: “Si ustedes son venezolanos, nosotros somos venezolanos”.
“La protesta cívica y pacífica no es un delito. ¡Es un derecho! Su control no puede ser una represión desmedida”, afirma el comunicado de la Conferencia Episcopal de Venezuela, cuando en la capital y otras ciudades del país se llevaron a cabo numerosas manifestaciones en las que, por desgracia, han perdido la vida 26 personas.
“La Conferencia Episcopal Venezolana – concluye el comunicado - pide a todos los ciudadanos, a los creyentes en Cristo y a los hombres y mujeres de buena voluntad, actuar según la recta conciencia, los principios democráticos y las leyes del país, así como ejercer el derecho a la manifestación y protesta pública de manera respetuosa con las personas y propiedades y de modo responsable y pacífico”.
El Papa Francisco envió un saludo de solidaridad y hermandad al arzobispo de Caracas, cardenal Jorge Urosa Savino, ante las agresiones sufridas recientemente por parte de grupos radicales que sabotearon la misa del Nazareno en la Basílica Santa Teresa.
El 22 de abril miles de venezolanos participaron de la “Marcha del silencio”, recordando a los muertos en las protestas. Muchos rezaban mientras caminaban. Entre ellos estaba Sor Esperanza (FMA). “No nos dejaban pasar”, dijo la religiosa, y lamentó que “empezaron a tirar sus bombas”. “Yo me acerqué al jefe, dije cómo es posible, si ustedes son venezolanos, nosotros somos venezolanos”, indicó. La anciana religiosa aseguró que “yo no les tengo miedo”.
Algunos grupos quisieron desprestigiar a Sor Esperanza y manifestaron que no era venezolana. La cruz que lleva en el pecho es la señal de que es “Hija de María Auxiliadora” y que en su corazón lleva la fuerza de un Cristo crucificado.
Fuentes: Aciprensa, Fides