“Nosotros somos familia, somos una comunidad que acoge a los jóvenes que necesitan una oportunidad”, comparte el P. Ryszard Lach Buksa.
“Si no estuvieran aquí probablemente estarían en las calles, o pasando horas navegando en internet”. “Héroe del barrio”, así lo ha denominado una revista. Llegó al Perú a los 23 años, desde entonces el misionero salesiano permaneció en el país.
La vocación de servicio que lleva impregnada en su corazón la adquirió de su madre, ella laboraba en Polonia en un sanatorio, allí asistía a niños con tuberculosis. Esa vocación de servicio la pone en práctica en el día a día, al llevar adelante una familia con 70 integrantes albergados en la “Casa de acogida Don Bosco”, que actualmente dirige.
Antes que termine la larga jornada, “Ricardo”, como lo llaman a este cura polaco en Perú, se sumerge en la oscuridad de la noche para compartir con quienes duermen en las calles. “Ésta es una experiencia enriquecedora”, destaca el misionero.
Aunque muchos de ellos provienen de un ambiente agresivo, cuando se les propone un clima de ternura y respeto se convierten en nuevas personas. “Nunca suelo hablar de mis chicos, como pandilleros o posibles ladrones, aunque muchos de ellos han tenido esta experiencia”, comentó el misionero para la revista digital.
“Son los propios muchachos quienes siempre deciden cual es el mejor camino. Son tres pilares los que siempre los mantienen en pie; fe, amor y razón. Aquí les entregamos lo que quizás siempre necesitaron: amor”.
“Todo lo que aquí ellos tienen se lo tienen que ganar. Nada les llega fácil. Con su trabajo por ejemplo brindando servicios de pintura, electricidad o limpieza entre otras cosas, logran mantener unos ahorros en una cuenta corriente habilitada para cada uno. Además, en la “Casa de acogida Don Bosco aprenden diversos oficios como panadería, pastelería y la elaboración de productos de artesanía”.
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