La misión de DBF es proteger, rehabilitar, reunificar e integrar a los niños y jóvenes víctimas de graves violaciones de sus derechos en Sierra Leona. Guiada por el Sistema Preventivo de Don Bosco, DBF adopta un enfoque integral de la protección infantil, un enfoque que involucra a las familias, las autoridades y las comunidades, abordando las necesidades físicas, intelectuales, emocionales y espirituales de cada niño o niña.
La organización promueve los valores de apertura, aceptación, transparencia, respeto, honestidad, responsabilidad, optimismo y creatividad, y opera a través de dos campus principales en Freetown, cada uno con servicios específicos y dirigidos:
El campus “Fort Street” alberga los siguientes proyectos:
● “Mobil”, que lleva a cabo programas de sensibilización e intervenciones para los niños que viven en la calle.
● “Hope Plus”, que proporciona educación, formación y apoyo a la reintegración de las niñas menores explotadas en la prostitución.
● “Pademba”, que se centra en la rehabilitación de los jóvenes con antecedentes penales.
● “Childline”, que gestiona un número verde (525) activo las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, para los niños en situación de crisis, garantizando una respuesta rápida y la derivación a servicios adecuados.
Mientras tanto, el campus terapéutico alberga:
● “Girls’ Shelter”, que constituye un centro de acogida seguro para las niñas que han sufrido abusos o han sido víctimas de trata o crueldad, brindándoles asistencia psicosocial, médica, educativa y legal.
● “Girls’ Shelter Plus”, que se centra en el rescate y rehabilitación de las niñas involucradas en la prostitución, ofreciendo asistencia integral y un camino hacia un futuro mejor.
● “Child Care Centre”, que ofrece refugio temporal, cuidados y rehabilitación a los jóvenes vulnerables, incluidos los niños de la calle y las víctimas de negligencia o explotación.
● “Group Home”, que proporciona asistencia alternativa a largo plazo a los niños que han sido rechazados, descuidados o abandonados, ayudándoles a reconstruir sus vidas en un ambiente protegido.
El Centro terapéutico DBF opera las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana, con personal calificado, ofreciendo programas innovadores y colaboraciones estratégicas. Además, dispone de un taller metalúrgico y un taller mecánico para la formación técnica de sus beneficiarios, que están desarrollando habilidades profesionales.
DBF también trabaja estrechamente con organizaciones locales e internacionales e instituciones gubernamentales para mejorar su impacto, como por ejemplo, la coalición de ONG contra las discriminaciones de género y las violencias sexuales “Community of Practice (CoP) for SGBV”; el centro de acompañamiento y emancipación femenina “Rainbow Initiative and Aberdeen Women’s Centre”, el “Network for Street Children”, los Ministerios de Asuntos Sociales, Bienestar y la Unidad de Apoyo Familiar, y otras iniciativas y estructuras que luchan contra la trata de menores.
Yappoh Koroma (nombre ficticio), hoy de dieciocho años, quedó huérfano desde pequeño y fue víctima de trata de menores. Gracias a la intervención de la Policía y el Ministerio de Asuntos de Género y la Infancia, entró en contacto con DBF, pero a pesar de muchos esfuerzos, no se encontró ningún pariente dispuesto a cuidar de él. Reconociendo sus inclinaciones y potenciales, los miembros de DBF lo inscribieron en cursos de mecánica, que luego continuó en el taller del centro terapéutico de DBF, donde perfeccionó aún más sus habilidades. La transformación de Yappoh de víctima vulnerable de la trata a joven mecánico especializado con un futuro prometedor demuestra el poder de las oportunidades y la determinación.
Sando Sesay (nombre ficticio) es una niña de nueve años que sufrió abusos sexuales por parte de su primo, quien no solo abusó de ella, sino también de su madre y sus hermanas. El caso fue denunciado a la Policía, pero el culpable sigue en libertad, y durante tres años, Sando y sus hermanas han estado alojadas en DBF. Desafortunadamente, ninguno de los otros miembros de la familia las ha visitado durante este tiempo, haciendo que Sando y sus hermanas se sientan abandonadas y descuidadas.
Sando enfrenta desafíos significativos para superar el trauma del abuso y gestionar una situación familiar difícil. Tras la muerte de su padre, su madre –sorda y parcialmente ciega– no pudo seguir brindando apoyo, y los demás miembros de la familia no intervinieron para ayudarla; de hecho, un tío sugirió incluso darla en adopción. A pesar de todo esto, Sando se destaca por su determinación para continuar sus estudios, cursa el tercer grado en DBF y está obteniendo buenos resultados académicos, pero también se involucra en la danza cultural, en concursos de preguntas y en el coro, actividades que le brindan alegría y nuevas amistades en las que puede confiar.
Las historias de Yappoh y Sando son solo algunas de las muchas que DBF ha protagonizado y hecho realidad.