Hola Francisco, preséntate…
Soy Francisco Armindo Viana, SDB. Nací el 13 de febrero de 1998 en Bilimau, Cailaco. Provengo de una familia sencilla, pero rica en valores de la fe. Soy el segundo de nueve hijos, tres de los cuales ya han vuelto a la Casa del Padre. Mis padres son agricultores de profesión. Conocí a Don Bosco a través del oratorio de las Hermanas Hijas de María Auxiliadora en Marco, Cailaco. Con la ayuda de las hermanas, pude estudiar en la escuela técnica secundaria Don Bosco de Maumali-Maliana. Fue entonces cuando decidí convertirme en salesiano porque el estilo de vida salesiano es muy hermoso. Emití mi primera profesión salesiana el 8 de diciembre de 2020, en el Santuario Nacional de María Auxiliadora, en Fatumaca, y provengo de la Visitaduría de san Callisto Caravario, en Timor Oriental.
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
Durante mi formación, admiré el testimonio de vida consagrada de los misioneros salesianos, lleno de alegría, optimismo y dedicación. A través de sus vidas, experimenté el amor de Dios, que brota de la pasión por la misión. Así, con plena libertad y con la ayuda y el apoyo de los formadores, decidí ser misionero salesiano ad gentes, para continuar llevando el amor de Dios que recibí durante mi vida a la tierra de misión a la que Dios me enviará a servir a través de la Congregación Salesiana.
¿Estás contento con el lugar al que vas? ¿Tienes miedos o preocupaciones sobre el nuevo lugar, la cultura y la gente?
Me puse muy contento cuando supe que el Rector Mayor y sus consejeros me habían aceptado como miembro de la 155.ª Expedición Misionera. Por lo tanto, sentí una gran gratitud hacia Dios y me puse en sus manos diciendo: "¡Aquí estoy, el Señor me ha enviado!" Finalmente, supe que el Rector Mayor me eligió para servir en la República Democrática del Congo, en la Visitaduría “María Auxiliadora” de África-Congo Congo (ACC). Algo que sé de los congoleños es que su cultura es muy vibrante y que son un pueblo muy amigable.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y hermanos salesianos cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Mi familia, amigos y hermanos salesianos están en su mayoría felices y satisfechos con mi vocación misionera, aunque para algunos es difícil aceptar esta realidad. Yo les dije: "para mí es la voluntad de Dios, para su gloria y la salvación de las almas". Lo que estoy haciendo es rezar para que Dios los ayude a entender su plan para cada persona, especialmente en cuanto a mi vocación misionera salesiana.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
La vocación misionera es una llamada de Dios dentro de una vocación, por lo tanto, para ser un buen misionero primero hay que ser un buen salesiano. Mi proyecto es ser un instrumento del amor de Dios para su pueblo y promover el diálogo. Lo que necesito en la misión es paciencia, sencillez, alegría, optimismo y total confianza en Dios a través de mis superiores.
¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida quisieras seguir?
Mis modelos de referencia entre los misioneros salesianos son el padre Eligio Locatelli, SDB, el diácono Baltasar Pires, SDB, y el padre Manuel Fraile, SDB. Admiro mucho su vida misionera consagrada, su dedicación, su alegría, su enfoque, su puntualidad y su capacidad de diálogo. El padre Fraile, SDB, es especial; para mí es un reloj y una biblioteca viviente.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes sobre la elección y la vocación misionera?
Amigos jóvenes, amados por Cristo y por Don Bosco, ustedes son la razón de mi consagración, y una cosa que puedo ofrecerles es mi vida. Vayamos, junto a nuestra madre María, hacia Jesús, nuestro Señor y Salvador. Solo él nos da el sentido de la vida.
