La donación, enviada en colaboración con Flexport.org, que gestionó la logística y apoyó los costos de envío de dos contenedores, ayudó a 2780 personas durante tres meses en 2023. La iniciativa, además, dio lugar a otros desarrollos, ya que Salesian Missions colaborará ahora con Flexport.org para otros próximos envíos de ayuda humanitaria.
“La crisis humanitaria en la República Democrática del Congo no recibe la atención y los recursos que merece a nivel global. Poder apoyar esta respuesta de emergencia y ayudar a quienes lo necesitan es precisamente la razón por la que establecimos el Fondo Flexport.org”, declaró Kristen Czapar Dohnt, responsable de Flexport.org. “Colaborar con la Salesian Missions para transportar estos alimentos vitales es un verdadero honor”.
Los enfrentamientos entre un grupo de rebeldes y el ejército regular han estado ocurriendo en esa zona durante casi dos años. El campo para desplazados surgió en el otoño de 2022 y acogió en el centro “Don Bosco Ngangi” a más de veintiún mil desplazados provenientes de las localidades de Rutshuru y Nyiragongo, albergándolos en un terreno que anteriormente se utilizaba para actividades deportivas juveniles.
Los campos para desplazados como el salesiano de Goma están sobrepoblados y carecen de infraestructuras adecuadas. Las condiciones de vida son extremadamente precarias, con acceso limitado a agua potable, servicios sanitarios, alimentos y asistencia sanitaria. En estas condiciones, las enfermedades, la malnutrición y otros problemas de salud se propagan rápidamente.
Un salesiano observó: “La comida altamente nutritiva de Feed My Starving Children fue acogida calurosamente por las familias que viven en el campo: una comida altamente nutritiva, que facilitó una rápida recuperación de los niños malnutridos”.
La malnutrición en el campo sigue siendo elevada. La guerra y los desplazamientos forzados han reducido al mínimo los medios de subsistencia de las personas. Los terrenos agrícolas han sido abandonados, lo que ha resultado en un aumento de la pobreza, la inseguridad alimentaria y la dependencia de la asistencia humanitaria, y las personas en el campo sufren de traumas psicológicos.
El mismo salesiano explicó: “En este contexto, la ayuda alimentaria es muy útil para ayudar a esta población a mantenerse fuerte y a tener un poco de esperanza para el futuro”.
Los salesianos han trabajado en la República Democrática del Congo durante más de cien años, asegurándose de que los niños más vulnerables nunca sean olvidados. Las escuelas primarias y secundarias y los programas salesianos sientan las bases para el aprendizaje, mientras que los programas comerciales, profesionales y agrícolas salesianos ofrecen a muchos jóvenes la oportunidad de un futuro estable y productivo.