En Venezuela, una amplia parte de la población tiene dificultades para satisfacer sus necesidades primarias, sobre todo debido a la fuerte inflación y la devaluación de la moneda local.
El personal que trabaja en la Casa Inspectorial se ocupa de la educación y la pastoral, poniéndose al servicio de más de veinte mil personas de la región, además de la gestión general de la casa. Los financiamientos han servido para cubrir las necesidades básicas, entre las que se incluyen las atenciones médicas, la comida, los gastos básicos para la vida, los gastos de educación y los transportes. En total, cuarenta y nueve personas han podido acceder a los financiamientos para poder hacer frente a las necesidades primarias.
Entre los beneficiarios se encuentra Yusmary Castellano, quien trabaja como Secretaria General del equipo administrativo. “El apoyo económico nos ha ayudado mucho y por eso estaré eternamente agradecida – explicó –. Con este financiamiento pude ayudar a mi hija y a una persona enferma de cáncer. Lo que hacemos aquí lo hacemos con el corazón, y tener un estímulo adicional es realmente bienvenido”.
Por su parte, el joven de veintidós años Kleiver Sánchez, un ayudante de cocina, afirmó: “Gracias a este aporte pude pagar la universidad y las tasas escolares. No solo eso, también pude pagar algunas cosas que mi familia necesitaba, como alimentos y algunos medicamentos específicos. Realmente lo necesitábamos en este momento de nuestras vidas”.
Los misioneros salesianos viven y trabajan en Venezuela desde mucho antes de que comenzara la crisis política y económica del país. Gestionan escuelas, centros juveniles y otros programas de apoyo a los jóvenes pobres y sus familias. Se estima que el 87% de la población venezolana vive actualmente en condiciones de pobreza y que los bienes de primera necesidad, como alimentos y medicinas, escasean.
Fuente: Salesian Missions