De las cartas del Siervo de Dios a su madre Elena Fiori surge el tema del celo por la gloria de Dios y del apostolado: "Y me dijiste una vez más que habías confiado a este hijo tuyo a María Auxiliadora; pues bien, él está precisamente en sus manos. Siento esta predilección sobre mí y la toco cada día, siento que me envuelve en una mirada de ternura más maternal que materna, siento que ella guía personalmente todas mis cosas y por eso estoy siempre contento y tranquilo, convencido de que lo que sucede a mi alrededor, todo sucede para mi mayor bien. Que esta también sea tu convicción, mamá... Por lo demás, lo que más importa por el momento es que me ayudes a prepararme dignamente para este gran paso y lo harás rezando a la querida Auxiliadora y al Sagrado Corazón de Jesús para que derramen sobre este hijo tuyo torrentes de gracias; y lo harás orando al Espíritu Santo para que me posea plenamente y me eleve a la altura de mi sublime misión comunicándome la plenitud de sus dones. Querida mamá, que esta nueva consagración de uno de tus hijos a Dios, hecha bajo una forma más solemne y más fuerte, la del Sacramento del Orden, te haga santamente orgullosa, no ante los hombres, sino ante Dios: Es una santa satisfacción que Él te concede por todo lo que has sufrido por amor a Él". (Carta del 19 de mayo de 1923)
El Padre Costantino, nuevo sacerdote, el 5 de octubre recibirá el crucifijo misionero en Valdocco, en la Basílica de María Auxiliadora, y el 30 de noviembre partirá hacia la India, en Assam, una región montañosa al noreste de la India, cerca del Tíbet, en la frontera con China, entre las tribus Khasi e Yaintia. Se le encomendará la tarea de acercarse a los habitantes de la zona y en menos de un año será nombrado párroco de la ciudad.
Visitar los pueblos, llegar a "las periferias" por caminos de montaña difíciles y agotadores, encontrarse con familias y niños sin distinción de etnia y religión, comenzar con los oratorios salesianos a dar a conocer a Jesús y su Evangelio, es su misión, vivida con la entrega total de sí mismo por la gloria de Dios y la salvación de las almas, hasta el final de su vida ocurrido el 30 de enero de 1957 en Dibrugarh.
Parece legendario no solo el número de conversiones y bautismos administrados por él, sino también el fruto de su extraordinaria misión, que sigue llenando de asombro hasta el día de hoy. La oración fue el secreto de su fuerza, el amor al Sagrado Corazón de Jesús y a María Auxiliadora, la inspiración de todas sus obras.
Significativo es lo que escribe al partir hacia la India: "Escribo bajo la mirada de la querida Auxiliadora y del Corazón de Jesús, en los que confío todo y de los que espero todo, porque son mi única herencia y mi gran riqueza. Nací en la pobreza, crecí en la pobreza, pero el amor a Jesús me ha llevado a una pobreza mayor y más austera de manos y de corazón, habiendo renunciado a todo, absolutamente a todo, con voto, al profesar en la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, para ser todo de Dios, solo de Dios".
