Como se esperaba, esta reinterpretación del momento fundacional del carisma salesiano proporcionó a la amplia audiencia presente y a la conectada en línea los elementos que muestran el arraigo completo de la experiencia del pequeño Juanito en la tradición bíblica y el anuncio del Evangelio. Una vía original, la transitada por el Rector Magnífico de la UPS, para ampliar la perspectiva más allá del "programa" educativo del Padre y Maestro de los Jóvenes, evidente en el primer acercamiento, y adentrarse en el corazón de su espiritualidad.
La reunión, deseada y organizada por el Rector de la Basílica, el Padre Michele Viviano, se inició con la proyección de secuencias de la película de Leandro Castellani "Don Bosco" (realizada en 1988, cien años después de la muerte del santo), en las que Pío IX le pide al sacerdote de Turín, aún indeciso sobre su camino, que identifique el momento fundacional de su experiencia.
El fundador de los salesianos tardará mucho tiempo en cumplir con la solicitud de Pío IX de poner por escrito el recuerdo de ese evento tan íntimo. En su actividad, no "utilizará" explícitamente ese sueño para atraer a los jóvenes a Valdocco o para perfilar el método de acogida, pero seguirá custodiándolo en su corazón. Solo en 1874, sentado en su escritorio, responderá al Papa reconstruyendo los elementos de lo que comprenderá que fue una llamada personal extraordinaria.
Esta es la clave disponible para releer la biografía de este "fundador", equiparable a Benito de Nursia, a Francisco de Asís, a Domingo de Guzmán, a Ignacio de Loyola. Con una tarea adecuada a los tiempos de la Historia y la Iglesia: descubrir la posibilidad de conducir a cada joven a un camino de acercamiento a Dios, hasta tocar las cimas de la santidad.
Luego, hay una perfecta adhesión teológica al "Sueño de los Nueve Años" a la tradición hebrea y cristiana: la misma "vía" del sueño fue seguida por Dios para dirigirse a Jacob y a los patriarcas; y luego a María de Nazaret, a José, a Pablo de Tarso. Es una modalidad que no asegura certezas, excepto la posibilidad de comprender retrospectivamente la magnitud de la solicitud recibida del Espíritu.
Además, estos "sueños" confían responsabilidades inmensas, que la persona nunca podría aceptar si se diera cuenta de su consistencia. Son verdaderos desafíos a la razón y la concreción. Son proyectos "imposibles", subrayó el Padre Bozzolo, pero por eso mismo se confían a personas que confían en Dios. "Tú lo harás posible" se le respondió a un Juan Bosco que, aún soñador, no había perdido el sentido de la realidad e intentaba saber "cómo" se llevaría a cabo la metamorfosis de los lobos en corderos.
La respuesta en el sueño, y en la realidad de la fe, es la mano de Aquella -a quien Mamá Margarita le enseñó a dirigirse en oración- que se apoya en el hombro del muchacho: la "señora" no da respuesta, no da instrucciones o recomendaciones; pero asegura cercanía, benevolencia, protección. Es suficiente para lanzarse a la secuela de Cristo, sin esperar tener todo claro. Paradójicamente, explicó el ponente, cuanto más luz se recibe, más se está en la oscuridad: el discípulo solo puede avanzar caminando. Es una "apuesta" que tiene su fundamento en la resurrección de Jesús, es decir, en el hecho de que dejó rastro de la victoria sobre la muerte, lo imposible más extremo.
El sueño concluye entre lágrimas: ¿de miedo?, ¿de alegría? Mientras tanto, se siente como si lo hubieran golpeado. Juanito pregunta a sus interlocutores "¿quién son ustedes?", y no recibe respuesta. Su madre le había enseñado a preguntar, a los desconocidos que encontraba, quiénes eran. Pero no se dice su nombre. Fue así para Abraham, así para Moisés cuando fueron alcanzados por la Palabra: Dios no tiene un nombre que podamos conocer. Cuando intentamos mencionarlo, solo podemos balbucear algunas consonantes. Si esta es la matriz común a la experiencia de los Nueve Años, estamos frente a una santidad que atraviesa todo el tiempo, a una obra que supera las contingencias.
Mientras se contempla este episodio místico, surge la pregunta -que una joven hizo al final del encuentro en la Casa de María en Valdocco: "¿Cómo reconocer la trascendencia en nuestra experiencia?" "La vida está habitada por un llamado", respondió el ponente, "lo que nos rodea no es un espectáculo. La vida de cada uno está destinada a los demás, cada vida es estructuralmente un llamado. Es algo que nos pertenece, incluso si no lo hemos puesto dentro de nosotros. Por esta razón, debemos dar espacio a la Palabra de Dios para que pueda surgir y ser comprendida".
Esta contemplación encuentra una ayuda valiosa en el libro que al final del encuentro se puso a disposición de los presentes y que está disponible en librerías: "El sueño de los nueve años: Lectura teológica", escrito por el propio Padre Bozzolo, editado y traducido a varios idiomas por la Librería Ateneo Salesiano.
Para aquellos que deseen revivir la velada con el P. Bozzolo, el video de la transmisión en directo sigue estando disponible en el canal de YouTube de la basílica.
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