RMG – "COP28": El Sector de Pastoral Juvenil y DBI invitan a rezar por la COP28 y el Papa

30 Noviembre 2023

(ANS – Roma) – Hoy, jueves 30 de noviembre, comienza la "COP28" (28ª Conferencia de las Partes) en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, que durará hasta el 12 de diciembre: una importante conferencia sobre el clima en la que participarán representantes de más de ciento noventa países de todo el mundo y doscientas empresas privadas y organizaciones de la sociedad civil. En esta ocasión, el Sector de Pastoral Juvenil de la Congregación Salesiana y "Don Bosco International" (DBI), la entidad que representa a los Salesianos de Don Bosco ante las instituciones de la Unión Europea, se unen a las oraciones del Papa Francisco para que esta reunión no sea solo un evento, sino que genere compromisos significativos con efectos duraderos y sostenibles para el planeta y la humanidad. Además, también invitan a orar por el Santo Padre, que debido a razones de salud no podrá participar personalmente en el encuentro, como estaba inicialmente programado.

Afirman el Sector de Pastoral Juvenil y DBI en su comunicado conjunto:

Somos conscientes de los datos científicos dados a conocer por el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change - Gruppo intergovernativo sul cambiamento climatico) en su último informe (2022):

El cambio climático inducido por el hombre, incluidos eventos extremos más frecuentes e intensos, ha causado impactos adversos generalizados, pérdidas y daños relacionados con la naturaleza y las personas, que van más allá de la variabilidad natural del clima. En todos los sectores y regiones, las personas y los sistemas más vulnerables han sido afectados de manera desproporcionada.

La vulnerabilidad de los ecosistemas y las personas varía según las regiones; aproximadamente de 3.3 a 3.6 mil millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático; la vulnerabilidad humana y la de los ecosistemas van de la mano.

El calentamiento global, al alcanzar +1.5°C a corto plazo, causaría un aumento inevitable de riesgos múltiples para los ecosistemas y los seres humanos. El nivel de riesgo dependerá también de las tendencias a corto plazo. Las acciones destinadas a limitar el calentamiento global a aproximadamente +1.5°C reducirían sustancialmente las pérdidas y daños previstos en los sistemas humanos y los ecosistemas, en comparación con niveles de calentamiento más altos, pero no podrían eliminarlos por completo.

Después de 2040 y dependiendo del nivel de calentamiento global, el cambio climático acarreará numerosos riesgos para la naturaleza y los seres humanos. La pérdida de biodiversidad, los daños y la transformación de los ecosistemas ya son riesgos clave para cada región, pero continuarán aumentando con cada incremento del calentamiento global. Los riesgos para la disponibilidad física del agua y otros riesgos relacionados con el agua seguirán aumentando a medio y largo plazo en todas las regiones examinadas, con un mayor riesgo en niveles más altos de calentamiento global.

Los impactos y riesgos del cambio climático se vuelven cada vez más complejos y difíciles de gestionar. Múltiples peligros climáticos ocurrirán simultáneamente y más riesgos climáticos y no climáticos interactuarán, aumentando la complejidad y los riesgos en cascada entre sectores y regiones.

Los avances registrados hasta ahora en la planificación, adaptación e implementación en todas las regiones y sectores están generando múltiples beneficios. Sin embargo, las estrategias, para ser efectivas, deben ser a largo plazo.

Existen opciones de adaptación factibles y eficaces que pueden reducir los riesgos para las personas y la naturaleza. La viabilidad de implementar opciones de adaptación a corto plazo varía según los sectores y las regiones. La eficacia de la adaptación para reducir el riesgo climático disminuirá con el aumento del calentamiento. Soluciones integradas y multisectoriales que aborden las desigualdades sociales, respuestas diferenciadas según el riesgo climático y enfoques transversales aumentarán la viabilidad y eficacia de la adaptación en múltiples sectores.

Nos adherimos a lo expresado por el Papa Francisco en su última exhortación apostólica Laudato Si' y nos comprometemos a hacer realidad lo que el Papa desea:

4. Las conferencias sobre el clima: avances y fracasos

44. Desde hace décadas, representantes de más de 190 países se reúnen periódicamente para tratar la cuestión climática. La Conferencia de Río de Janeiro de 1992 llevó a la adopción de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), un tratado que entró en vigor cuando se alcanzaron las necesarias ratificaciones de los países firmantes en 1994. Estos Estados se reúnen cada año en la Conferencia de las Partes (COP), máximo organismo para la toma de decisiones. Algunas fueron fracasos, como la de Copenhague (2009), mientras otras permitieron dar pasos importantes, como la COP3 de Kyoto (1997). Su valioso Protocolo es el que puso como objetivo reducir las emisiones complexivas de gases de efecto invernadero un 5% con respecto a 1990. El plazo era el año 2012, pero evidentemente no se cumplió.

45. Todas las partes se comprometían además a implementar programas de adaptación para reducir los efectos del cambio climático ya en curso. Se preveía también una ayuda para cubrir los costos de estas medidas en los países en vías de desarrollo. El Protocolo en realidad entró en vigor en 2005.

46. Posteriormente se propuso un mecanismo relativo a las pérdidas y los daños (loss and damage) causados por el cambio climático, que reconoce como principales responsables a los países más ricos y procura compensar los daños y las pérdidas que el cambio climático produce en los países más vulnerables. No se trata ya de financiar la “adaptación” de estos países sino de compensarlos por los daños ya sufridos. Esta cuestión fue objeto de importantes discusiones en varias COP.

47. La COP21 de París (2015) fue otro momento significativo, porque generó un acuerdo que involucró a todos. Puede considerarse un nuevo comienzo, teniendo en cuenta el incumplimiento de los objetivos planteados en la etapa anterior. El acuerdo entró en vigor el 4 de noviembre de 2016. Si bien es un acuerdo vinculante, no todas las prescripciones son obligaciones en sentido estricto y algunas de ellas dan lugar a una amplia discrecionalidad. Por otra parte, aun para las obligaciones incumplidas no se prevén estrictamente sanciones ni hay instrumentos eficaces para garantizar su cumplimiento. Prevé también formas de flexibilidad para países en vías de desarrollo.

48. El Acuerdo de París presenta un gran objetivo a largo plazo: mantener el aumento de las temperaturas medias globales por debajo de los 2 grados con respecto a los niveles preindustriales, intentando aun bajar a los 1,5 grados. Todavía se está trabajando para consolidar prácticas concretas de monitorización y facilitar criterios generales que permitan comparar los objetivos de los distintos países. Esto dificulta una valoración más objetiva (cuantitativa) de los resultados reales.

49. Después de algunas Conferencias con escasos resultados, y la decepción de la COP25 de Madrid (2019), se esperaba revertir esta inercia en la COP26 de Glasgow (2021). Básicamente, su resultado fue relanzar el Acuerdo de París puesto en duda por los condicionamientos y efectos de la pandemia. Por lo demás, abundaron las “exhortaciones” cuya incidencia real era poco previsible. Las propuestas tendientes a asegurar una transición rápida y efectiva hacia formas alternativas de energía menos contaminantes no pudieron avanzar.

50. La COP27 de Sharm El Sheikh (2022) estuvo desde el inicio amenazada por la situación que creó la invasión a Ucrania, que causó una importante crisis económica y energética. El uso del carbón aumentó y todos querían asegurarse su abastecimiento. Los países en vías de desarrollo consideraban una prioridad urgente acceder a la energía y a las posibilidades de desarrollo. Hubo un claro sinceramiento al reconocer que de hecho los combustibles fósiles proveen todavía el 80% de la energía mundial y que su uso sigue en aumento.

51. Esta Conferencia egipcia fue un ejemplo más de la dificultad de las negociaciones. Podría decirse que produjo al menos un avance en la consolidación del sistema de financiación por “las pérdidas y los daños” en los países más afectados por los desastres climáticos. Esto parecía dar nueva voz y mayor participación a los países en vías de desarrollo. Pero aun en esta cuestión muchos puntos quedaron imprecisos, sobre todo la responsabilidad concreta de los países que deben aportar.

52. Hoy podemos seguir afirmando que «los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos. Los principios enunciados siguen reclamando caminos eficaces y ágiles de ejecución práctica». [32] También que «las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global. Quienes sufrirán las consecuencias que nosotros intentamos disimular recordarán esta falta de conciencia y de responsabilidad». [33]

5. ¿Qué se espera de la COP28 de Dubai?

53. Los Emiratos Árabes Unidos hospedarán la próxima Conferencia de las Partes (COP28). Es un país del Golfo Pérsico que se caracteriza por ser un gran exportador de energías fósiles, si bien ha hecho importantes inversiones en energías renovables. Mientras tanto, las empresas de gas y petróleo ambicionan nuevos proyectos allí para ampliar más aún la producción. Decir que no hay nada que esperar sería un acto suicida, porque implicaría exponer a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, a los peores impactos del cambio climático.

54. Si confiamos en la capacidad del ser humano de trascender sus pequeños intereses y de pensar en grande, no podemos dejar de soñar que esta COP28 dé lugar a una marcada aceleración de la transición energética, con compromisos efectivos y susceptibles de un monitoreo permanente. Esta Convención puede ser un punto de inflexión, que muestre que todo lo que se ha hecho desde 1992 iba en serio y valió la pena, o será una gran decepción y pondrá en riesgo lo bueno que se haya podido lograr hasta ahora.

55. A pesar de tantas negociaciones y acuerdos, las emisiones globales siguieron creciendo. Es verdad que se puede afirmar que sin estos acuerdos habrían crecido todavía más. Pero en otros temas relacionados con el medio ambiente, cuando hubo voluntad, se obtuvieron resultados muy significativos, como ocurrió con la protección de la capa de ozono. En cambio, la transición que se necesita, hacia energías limpias como la eólica y la solar, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria. Por consiguiente, lo que se está haciendo corre el riesgo de interpretarse sólo como un juego para distraer.

56. Necesitamos superar la lógica de aparecer como seres sensibles y al mismo tiempo no tener la valentía de producir cambios sustanciales. Sabemos que, a este ritmo, sólo en pocos años superaremos el límite máximo deseable de 1,5 grados centígrados y en poco tiempo más podríamos llegar a los 3 grados, con un alto riesgo de alcanzar un punto crítico. Aunque no se llegara a este punto de no retorno, lo cierto es que las consecuencias serían desastrosas y deberían tomarse medidas de modo precipitado, con costos enormes y con gravísimas e intolerables consecuencias económicas y sociales. Si las medidas que tomemos ahora tienen costos, estos serán muchos más pesados mientras más esperemos.

57. Considero imprescindible insistir en que «buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial». [34] Es verdad que son necesarios los esfuerzos de adaptación frente a los males que son irreversibles en el corto plazo. También son positivas algunas intervenciones y avances tecnológicos que permitan absorber o capturar los gases emitidos. Pero corremos el riesgo de quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando. Suponer que cualquier problema futuro podrá ser resuelto con nuevas intervenciones técnicas es un pragmatismo homicida, como patear hacia adelante una bola de nieve.

58. Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, “verde”, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos. Aceptemos finalmente que es un problema humano y social en un variado arco de sentidos. Por eso se requiere un acompañamiento de todos. Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como “radicalizados”. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos.

59. Si hay un interés sincero en lograr que la COP28 sea histórica, que nos honre y ennoblezca como seres humanos, entonces sólo cabe esperar formas vinculantes de transición energética que tengan tres características: que sean eficientes, que sean obligatorias y que se puedan monitorear fácilmente. Esto para lograr que se inicie un nuevo proceso destacado por tres aspectos: que sea drástico, que sea intenso y que cuente con el compromiso de todos. No es lo que ocurrió en el camino recorrido hasta ahora, y sólo con ese proceso se podría recuperar la credibilidad de la política internacional, porque únicamente de esa manera concreta será posible reducir notablemente el dióxido de carbono y evitar a tiempo los peores males.

60. Ojalá quienes intervengan puedan ser estrategas capaces de pensar en el bien común y en el futuro de sus hijos, más que en intereses circunstanciales de algunos países o empresas. Ojalá muestren así la nobleza de la política y no su vergüenza. A los poderosos me atrevo a repetirles esta pregunta: «¿Para qué se quiere preservar hoy un poder que será recordado por su incapacidad de intervenir cuando era urgente y necesario hacerlo?». [35]

Instamos a todos los miembros de la congregación, la Familia Salesiana y las organizaciones afines a orar para que:

- los representantes de la humanidad decidan una transición rápida y justa para poner fin a la era de los combustibles fósiles, poniendo fin a la exploración y desarrollo de nuevos proyectos, y redirigiendo los fondos y las inversiones hacia fuentes de energía limpia y renovable;

- cada país decida asumir su responsabilidad reduciendo las emisiones y, por lo tanto, las pérdidas y daños adicionales que ya se están sintiendo en los países en desarrollo.

- los gobiernos no se escondan detrás de los mercados de carbono, que producen soluciones cuestionables e ineficaces desde el punto de vista de las emisiones.

- los países ricos ofrezcan recursos a los países en desarrollo para que tengan acceso a energía limpia, puedan adaptarse al clima cada vez más cálido y se les compense por los impactos a los que no pueden adaptarse y por los daños y pérdidas sufridos.

InfoANS

ANS - “Agencia iNfo Salesiana” - es un periódico plurisemanal telemático, órgano de comunicación de la Congregación Salesiana, inscrito en el Registro de la Prensa del Tribunal de Roma, Nº. 153/2007.

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