Las creaciones del P. Mauchi, especialmente las icónicas y más hermosas, como aquellas en las que plasmó a Don Bosco, surgieron con precisión en carboncillo, presentadas en blanco y negro. Sin embargo, lo que emergió como un sorprendente hallazgo fue el retrato a color de Don Bosco, que había permanecido en las sombras, oculto y desconocido hasta ese momento.
El rostro de Don Bosco en esta obra emana serenidad y alegría, transmitiendo una visión optimista hacia el futuro, casi como si estuviera señalando hacia el paraíso. Contrario a muchas pinturas en las que el santo observa al espectador, aquí su mirada parece guiar hacia un sendero de felicidad, sugiriendo un camino a seguir.
Este descubrimiento reafirma la habilidad del P. Mauchi para capturar la esencia de su tema y transmitir emociones a través de sus trazos. Más allá de las palabras, sus obras hablan de un profundo entendimiento de la naturaleza humana y espiritual.
A medida que el misterioso santuario creativo del P. Mauchi se abre al mundo, sus obras resuenan con un nuevo significado y profundidad. El legado artístico de este talentoso religioso perdurará, continuando su misión de inspirar y elevar a través del arte.
Originario de una familia con sólidas raíces cristianas, el P. Mauchi recibió su bautismo en la histórica parroquia de Santa Ana de Barrios Altos. Su trayectoria lo llevó a la Basílica de María Auxiliadora, donde recibió la Confirmación de manos del Siervo de Dios, Mons. Octavio Ortiz Arrieta. Sus primeros pasos académicos se dieron en el Colegio Salesiano San Francisco de Sales y luego en el Aspirantado Salesiano de Magdalena del Mar, donde realizó su noviciado.
Complementando su formación, obtuvo un Bachillerato en Letras y Artes Plásticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Su versatilidad lo llevó a ser director del Boletín Salesiano del Perú durante el período 1962-1986. Entre su vasta producción artística destaca un retrato de Don Bosco, una imagen que se ha convertido en un icono universal.
El rostro de Don Bosco, plasmado en blanco y negro, ha circulado por todo el mundo, siendo una de las creaciones más reconocibles de P. Mauchi. Sus trazos nítidos y sutiles capturan la serenidad y amabilidad del santo patrón de la juventud.
El legado del P. Mauchi se extiende más allá de su obra artística. Fue maestro en el Colegio Salesiano de Breña, formando a generaciones de jóvenes. Sus pasiones abarcaban la pintura, la escultura y la música, la literatura, dedicando sus momentos libres a estas expresiones artísticas.
El P. Jorge Mauchi, un artista y educador ejemplar, deja un legado que perdurará en el tiempo, recordándonos la belleza y el impacto duradero del arte en nuestras vidas y comunidades.