"Llamo 'ángeles' a todos los que acuden a nosotros", exclama Olena, una de las muchas residentes de Novohryhorivka cuyo hogar y modo de vida han quedado completamente destruidos. "Solo gracias a la ayuda de estos voluntarios podemos sobrevivir".
El Padre Józef Nuckowski, salesiano ucraniano que trabaja en Bibrka, al oeste de Ucrania, es uno de estos ángeles. Aunque Bibrka está a unas trece horas en coche, el Padre Nuckowski ha estado dirigiendo expediciones de ayuda a Novohryhorivka, entregando alimentos y artículos de primera necesidad para dar apoyo y soporte humano a personas como Olena.
"Sufrimos mucho, pero nos quedamos en nuestras casas", dice la mujer. "A veces nuestras casas están en ruinas... pero son nuestras".
Este sentimiento de pertenencia y orgullo por el propio hogar explica por qué Olena y muchos de sus vecinos no se han unido a los casi ocho millones de ucranianos que han huido a los países vecinos en busca de seguridad. Sus vidas están aquí, un lugar al que, con razón, siguen sintiendo que pertenecen.
"Hemos vivido toda la crudeza de la guerra desde que empezó", dice otra de las cincuenta y cinco personas que aún viven en el pueblo. "Solo esperamos que todo esto acabe bien, que podamos reconstruir nuestro pueblo y vivir en paz".
Gracias a la generosidad de muchos benefactores que apoyan el Fondo de Emergencia de Ucrania de "Salesian Missions" - la Procura Misionera Salesiana con sede en New Rochelle, EE.UU. - Salesianos como el Padre Nuckowski y sus colaboradores pueden marcar la diferencia en las vidas de tantas personas, cada día, no solo llevando comida, agua limpia, ropa de abrigo y velas que proporcionan iluminación temporal, sino también mostrando solidaridad, lo que fortalece la determinación y la resistencia de los residentes. Y no solo en Novohryhorivka: desde el comienzo de la guerra, hace más de un año, los salesianos han estado haciendo esto con el mayor número posible de personas, entre los que quedaron atrás.
"Queremos llevar la ayuda lo más cerca posible de la frontera (con Rusia), donde la mayoría de los pueblos han quedado destruidos, las casas han sido incendiadas y la gente vive hacinada en refugios. Están muy necesitados de ayuda", declara el Padre Nuckowski, "y gracias a nuestros numerosos donantes benévolos podemos conseguir y distribuir esta ayuda.
Es también gracias a este apoyo que algunas escuelas salesianas en Ucrania han logrado permanecer abiertas, proporcionando educación en situaciones de emergencia y apoyo psicológico integral a estudiantes, profesores y familias.
En total, sesenta y seis organizaciones salesianas de los cinco continentes han apoyado más de cien proyectos en toda Ucrania, y hay más en preparación. Hasta ahora, estos proyectos han incluido la construcción de refugios de emergencia, el apoyo a los desplazados internos y la provisión de programas educativos y actividades para niños y jóvenes. La ayuda de emergencia especial ayudó a los residentes a hacer frente al frío durante el invierno y proporcionó medicamentos vitales, vehículos, cocinas de campaña, alimentos, ropa, tiendas, mantas y mucho más.
Piotr, cooperante en Ucrania, hablando de Novohryhorivka y las demás zonas afectadas, dice que "antes de la guerra había pobreza. Ahora, lo poco que tenía la gente se lo han llevado. Pero merece la pena ayudar a esta gente".
"Si hemos podido sobrevivir en esta realidad durante tanto tiempo, es gracias a la Divina Providencia", concluye Olena, "y por eso nuestra fe ha vuelto a cobrar vida".
Para ver con tus propios ojos la solidaridad salesiana en acción, puedes echar un vistazo a los vídeos de "Salesian Missions".
