La comunicación digital es esencialmente interactiva y se realiza en la red.
Comunico porque existe el otro, el grupo, la comunidad digital en red. El estilo de comunicación es horizontal, sin las categorías jerárquicas del estilo de comunicación tradicional. Una imagen del estilo de comunicación horizontal es el juego de ping-pong. Necesito que alguien juegue conmigo. Estamos en el mismo nivel de relación interactiva en el juego.
Imaginemos a un adolescente que se comunica digitalmente con sus padres y profesores. Este adolescente tiene todos los medios y dispositivos digitales para comunicarse, el lenguaje y los símbolos para expresar sus sentimientos y su visión de las cosas. En la interactividad, la comunicación facilita la espontaneidad, incluso la improvisación. Imagina a un hijo enviando vídeos musicales a su padre y pidiéndole que le envíe vídeos de canciones que le gustan. Imaginemos la interacción al enviar fotos de familiares y sus comentarios, fotos de la naturaleza y sus comentarios.
Sin embargo, esto no significa que no haya jerarquía en la comunicación digital. Sí, la hay y los jóvenes saben lo que eso significa, sobre todo cuando se trata de información que reciben formalmente de la escuela, como las instrucciones de seguridad.
La comunicación interactiva abre grandes posibilidades de expresión creativa, como crear vídeos personales y compartirlos con los amigos en línea.
La interactividad facilita la comunicación en red. Internet y las redes sociales son una gran red. Todo, en cierto sentido, está conectado (el vídeo que cuelgo en YouTube, el texto que comparto en una red social, el comentario que hago en un blog), lo que permite que todo se haga de forma instantánea y convergente.
La comunicación en red forma parte de la naturaleza humana. La persona siempre busca a los demás, necesita al grupo; para realizar un proyecto y darlo a conocer, necesita una red de relaciones. Pensemos, por ejemplo, en un autor que escribe un libro y quiere publicarlo. Para ello, es necesario que otras personas participen en el diseño de la cubierta, la edición e impresión del libro, la distribución, la publicidad, la venta, etc. Comunicar es habitar en el universo de la red de relaciones humanas y culturales.
Don Bosco, como educador-comunicador, creó una inmensa red de comunicación. Una red humana de relaciones, de confianza, de difusión de las cosas buenas que hacía por los jóvenes más pobres.
De una idea, Don Bosco empezaba a escribir una carta; de una carta, nacía un libro. De un libro, pensaba en toda una serie. De una serie, nacía una editorial; de una editorial, pensaba en el Boletín Salesiano. De un Boletín, nació una red de contactos con muchas personas.
Su mente brillante era rápida e intensa. Escribía pensando en generar una red de lectores. Educaba, implicando a varias personas; empezaba con un pequeño grupo y luego fundaba la Congregación Salesiana. Era un comunicador que parecía querer seguir, con toda su pasión, la dinámica evangélica de la semilla que cae en buena tierra.
Don Bosco aprendió una canción y quiso un coro. Del coro quiso una orquesta; de la orquesta quiso subir a la montaña para tocar, cantar, animar a los jóvenes. El oratorio, con el teatro, la música, la liturgia y los juegos, era una red continua de acción y participación.
¡Don Bosco era escritor! ¡Don Bosco era periodista! Don Bosco fue un gran comunicador de la Iglesia.
Don Bosco mismo fue un gran autor. Escribió textos muy variados: sobre hagiografía, historia sagrada y de la Iglesia, educación, religión, formación en general. Hay 1174 escritos suyos impresos. También fue periodista. En 1877, fundó el Boletín Salesiano y trabajó en él hasta su muerte.
En los 37 volúmenes de la colección de Obras Publicadas, editada por LAS entre 1977 y 1987, hay nada menos que 219 títulos, entre biografías, textos de historia, manuales de oración, textos jurídicos y reglamentos, hagiografías, catecismos, relatos edificantes. La mayoría de estos escritos siguen siendo desconocidos para la familia espiritual de la que procede. La lista de escritos publicados se desarrolló de manera constante en los años siguientes.
Don Bosco fue un escritor y editor con una gran visión ya en su tiempo.
Una red formada por un movimiento de personas, salesianos, laicos, amigos, para hacer y dar visibilidad al bien.
Con gran habilidad para escribir, con gran pasión apostólica y una estrategia para llegar a la gente, está diseñando una red de personas muy creativa e interesante.
Creó una red para comunicar, partiendo siempre de un motivo interior, un sueño, una pasión, un propósito. Su sistema de comunicación era un verdadero caleidoscopio. Un verdadero mosaico con varios colores y diseños. Todo se hacía para implicar a sus jóvenes, para fomentar el protagonismo, para crecer… todo para la gloria de Dios y su continuo propósito de hacer las cosas porque María Auxiliadora así lo quería.
Para ser un buen comunicador es muy importante crear una relación personal y eficaz con los demás, la capacidad de establecer un vínculo. Además, el buen comunicador debe tener una presencia que cautive, que convenza, que sea fiel y coherente con su auditorio y que tenga algo creíble que comunicar. Por lo tanto, la habilidad técnica no es suficiente. La creatividad, la pasión, las relaciones humanas, la capacidad de generar una red de comunicación en la que el contenido principal sea el testimonio, la experiencia.
Así, Don Bosco, a su manera, fue un comunicador con visión de red. Don Bosco creó una red de personas para comunicar el bien. Este es el criterio fundamental para todos los que habitamos el mundo digital: promover el bien que se hace. Promover el bien que nace del corazón y de la acción de tantas personas.