El proyecto busca reducir la pobreza a través del fortalecimiento de capacidades técnicas, el fomento de emprendimientos familiares y asociativos para jóvenes en la ciudad de Machala, la segunda con mayor pobreza en Ecuador. Está dirigido a jóvenes entre 18 y 35 años, migrantes, especialmente de origen venezolano y ciudadanos ecuatorianos en condiciones de exclusión social. La población destinataria de los talleres de aprendizaje han sido mayoritariamente las jóvenes: migrantes en su mayoría cabezas de familia, madres solteras y con dependencia económica. Al tener menor nivel educativo son las que tienen mayores barreras de acceso a la formación y a puestos de trabajo dignos.
A través de la formación para el empleo, la promoción del emprendimiento y el trabajo con la comunidad en temas de derechos humanos y paz se ha impactado de forma positiva en la reducción de desigualdades. Asimismo, se ha contribuido a reducir la pobreza, mejorando de esta manera la calidad de vida y las oportunidades de desarrollo de la juventud.
La ejecución del proyecto, a lo largo del año pasado, tuvo muy buenos resultados en la capacitación y empleabilidad de personas de escasos recursos económicos, y ya está en marcha la segunda fase. Gracias a Misiones Salesianas, la Fundación ADEY y a los Salesianos de Ecuador se financió una parte del acondicionamiento de la infraestructura, las capacitaciones, y un fondo rotatorio para el emprendimiento familiar.
Los cursos de gastronomía, belleza y dos de reparación de teléfonos móviles se desarrollaron en tres periodos distintos. Cada uno tuvo una duración de 144 horas distribuidas de la siguiente forma: 108 horas presenciales con temáticas técnicas; 12 horas presenciales para temas de cultura de paz, emprendimientos y modelo de negocios; y 24 horas prácticas individuales de trabajo en casa.
En la formación participaron 218 estudiantes, el 68% mujeres y el 32% hombres, el 56% de nacionalidad ecuatoriana y 44% extranjeros. Otro de los objetivos de los cursos fue promover la convivencia grupal para integrar a los jóvenes estudiantes ecuatorianos y migrantes. Los espacios y las actividades fueron propicias para demostrar las capacidades de los participantes y para fomentar la cultura de paz.
Al finalizar los cursos, la población destinataria obtuvo el reconocimiento y un certificado que avala sus competencias para ejercer actividades laborales en las áreas de belleza, gastronomía y reparación de teléfonos móviles. Además, el 70% de las familias de las personas que participaron logró diversificar sus fuentes de ingresos y 20 de ellas accedieron a microcréditos para dar impulso a sus sueños. Al menos 159 familias han manifestado que después del proyecto han abordado los temas del respeto, valores, planes de negocio, marketing y otros que favorecen el empoderamiento femenino, impactan de manera favorable y fomentan actitudes y conductas de tolerancia y solidaridad.
Fuente: Misiones Salesianas